Por Manuel Gómez Sabogal
Aunque tu hijo te diga “No te metas en mi vida”, haz lo contrario. Es muy importante y más en esta época tan difícil. Los padres de hoy en día, temen a sus hijos. Muchos padres no son capaces de dictar normas en el hogar, pues son algunos hijos quienes parece que fueran dictadores y se creen inmanejables y antes que nada, independientes y libres para tomar decisiones.
A muchos jóvenes no les importa si sus padres trabajan, se esfuerzan y buscan que sus hijos sean mejores. Imponen sus reglas y sus padres “obedecen”, no son capaces con ellos.
Recuerdo algo sucedido en una universidad en Cali. Yo estaba hablando con la decana de una de las carreras y de pronto la secretaria entró y dijo:
* Doctora, la necesita la mamá de una estudiante.
* Claro. No hay problema. En un momento la atiendo.
Yo le dije que esperaría afuera, pues me interesaba conversar con ella. Aceptó y esperé, pero alcancé a escuchar la conversación con la señora.
* Buenos días. Bienvenida. ¿En qué le puedo colaborar?
* Doctora, soy XX, mamá de YY. Ella estudia aquí en 4o semestre de ZZZ.
* Un momento, por favor. Secretaria, por favor, revise los documentos académicos de YY.
* Con gusto.
Al rato, regresó la secretaria con unas hojas en la mano.
* Doctora, ella sí está matriculada, pero este semestre no ha venido a clases. Aquí está relacionado todo. Hay faltas a todas las clases.
* ¿En serio? Eso no puede ser. (dijo la madre) Siempre madruga para venir a la universidad.
* Señora, lo siento, pero esta información es la que hay en los archivos. Es clara y muy diciente.
* ¡No puede ser! Le doy dinero para sus materiales, cada vez que me pide. (empieza a llorar).
* Señora, nada podemos hacer al respecto. Lo siento mucho, pero esa es la realidad. Además, creo que es la primera vez que usted viene a esta oficina en cuatro semestres.
La señora salió llorando. Yo no sabía qué hacer en ese momento. Pensaba muchas cosas. Me sentía tranquilo por lo que yo hacía, porque me acababa de enterar de algo que dolía tremendamente.
Pensaba en cuántos padres de familia pasaban por lo mismo que la señora. Honestamente, eso me entristeció. Ver salir a esa señora así, me produjo de todo. Es inexplicable. No encontraba palabras.
Al rato, me llamó la decana, entré y le dije: ¿me entiende porqué vengo cada quince días, converso con los docentes y la saludo a usted?
Esa conversación anterior, fue real, sucedió en una universidad caleña. Aunque los hijos sean grandes, estén en la universidad, debes estar al tanto de lo que hacen, sus estudios, conocer a los docentes, preguntarles por los hijos, su rendimiento. Aunque te digan: “¡Qué oso!”, no importa.
Mi hija estudiaba allí y yo siempre iba a hablar con los docentes. Ella lo sabía. Lo hice en el colegio, también. Y aunque siempre me dijo: “Qué oso, papá”, nunca le presté atención. Nunca se enojó por eso.
Siempre serán tus hijos. ¡Métete en su vida! Estoy seguro que, algún día, te lo agradecerán.
Aprendí que debes ser así. Conocer los docentes, los problemas de tus hijos, abrazar a tus hijos siempre.
Los docentes de mis hijos en colegios y universidades siempre me conocieron, charlaron conmigo y en algunos casos, todavía nos saludamos, porque no solamente iba a recibir notas, sino que buscaba cualquier pretexto para saber cómo iban en sus estudios y qué aportaban en el colegio o la universidad.
Nunca me arrepiento de haber sido así con mis hijos. Aunque escuchara: “¡Qué oso, papá!” o le dijeran a mi hijo: “tu papá está en el colegio” o en la universidad “lo acabamos de ver en el edificio, conversando con el director”.
Aun en la universidad, siempre me preocupé por ellos. Estaba al tanto. No era por molestar o que mis hijos se sintieran mal. No. Era porque deseaba estar siempre informado sobre su desempeño. Atento a sus trabajos, estudio, notas.
Directivos y profesores son testigos en Colegio San Luis Rey, Reyes Católicos, Universidad del Quindío, Colegio Odontológico Colombiano, UAN, EAM.
¡Métete en su vida!