La Navidad niños, no es una fecha, es un estado de ánimo. (Mary Ellen Chase)
Prensa, radio, televisión hacen campañas, piden condena, muestran los vídeos, enseñan la tristeza, el dolor, el llanto, pero nadie escucha. En diciembre, nuevamente las campañas para que no haya pólvora. Sin embargo, todos se vuelven sordos.
Campañas para que los niños no utilicen algunos elementos con los cuales puedan quemarse. Sin embargo, los casos se presentan a diario. Antes de la llamada noche de las velitas hay ya niños quemados en todo el país. No es para decir que en Colombia habrá menos quemados que el año anterior o que las estadísticas favorecerán la suerte de muchos niños.
Padres que dejan solos a muchos niños, utilizan pólvora y se queman. Padres que dejan que sus hijos jueguen con ese veneno y también se queman. Padres que se dedican a jugar con pólvora en presencia de los pequeños y los queman. Es decir, padres irresponsables que luego corren con sus hijos a hospitales, clínicas y centros de salud para que les salven un ojo, las manos, los deditos.
Entre todos, hagamos algo para que no haya niños quemados, para que estos pequeños no sufran más adelante porque por un momento de alegría “insana” perdieron una parte de su cuerpo o se quemaron el rostro
Estamos a una semana del comienzo de diciembre y las locuras empiezan a hacer de las suyas.
Podemos empezar a cuidar los niños y niñas en este país. Talleres para los padres, encuentros con los educadores en escuelas y colegios en la sección de primaria. Que padres, familias, profesores, niños y niñas entiendan que las campañas de prevención son importantes.
¿Por qué cruzarnos de brazos y dejar que los niños y niñas tan indefensos no nos importen? Qué bueno iniciar una campaña, así sea en nuestra ciudad, en defensa de niños y niñas. Empieza diciembre y comienza muy mal. No nos crucemos de brazos.
También, invito a los padres a no embriagarse delante de los niños. Sucede en cada fiesta, en cada reunión y aunque parezca normal, no lo es. Debemos cambiar esa actitud con respecto a las festividades. El licor no hace la fiesta. Somos nosotros.
Lo más triste es cuando en Navidad o mejor, en diciembre, todas las personas se abrazan, se quieren, se desean lo mejor. ¿Por qué no en los otros meses del año, sin necesidad de pólvora o de exceso de licor?
Porque el licor influye para peleas, incluso familiares. Discusiones por nada que terminan mal, muy mal
Que los niños no jueguen con pólvora y que los adultos no excedan en el licor
Manuel Gómez Sabogal