Si usted tiene una urgencia, un daño en internet, servicio de televisión o telefónico con X empresa, mira el número al cual debe marcar y lo hace al 018000…….Y le contesta una máquina:
Este es el servicio de la empresa. Bienvenido. (Ponen música). Luego, para información de sus productos, marca 1. Para información de otros elementos, marca 2. Entonces, le ponen un comercial durante 30 segundos. Y sigue:
Si desea ingresar su número de cedula marca 1. Si desea ingresar su número de NIT marca 2 y así sucesivamente hasta cuando ya usted no da más y va empezando a sentir que le hierve la sangre y que prefiere acabar con todos los productos de esa empresa, pasarse a otra, pero sabe que puede volver a lo mismo.
Le piden todos los datos y después de muchos números marcados y teclas hundidas, le contesta alguien que pudo haberlo hecho desde el comienzo del famoso menú. Y le comienza a preguntar, nombre, número de cédula, lugar donde habita y el colmo de la desesperación viene cuando le pregunta por el número del cual llama, sabiendo usted que esa persona que le ha contestado tiene sus datos ahí frente al computador de la empresa.
Ya usted, desesperado, le dice que por favor, no le pida más datos y la respuesta es: “necesitamos validar”. Ahí, en ese momento y con esa respuesta, después de casi 15 minutos hablando, usted no sabe si colgar, ir hasta la empresa y colgarlos a todos o acabar con todo y retirarse a vivir lejos del mundanal ruido en lo alto de una montaña.
Desde cuando descubrieron lo fácil que era que las máquinas contestaran una llamada, casi todas las empresas decidieron adquirir esos servicios para que los usuarios, clientes o personas dejaran de llamar así fuese por una emergencia…
Es fácil escuchar, luego de la retahíla, un “marque 0 para que una de nuestras operadoras le atienda” Ahí, en ese momento, la llamada se pierde, el teléfono se cuelga, pues la operadora debe estar tomando café, porque esta no le contestará o si lo hace, es para decirle: “por favor, comuníquese con el número tal que allí le solucionan el problema”
Así, cuando han pasado los minutos y su desesperación llega al límite, usted decide relajarse, insultando y gritando al que se le atraviese en el camino. Todo, porque la atención al usuario, al cliente, a la persona que usted dejó de ser para la empresa, lo enloqueció.
¿No le ha pasado? Imagino que sí.
Pero si usted es el dueño de esa empresa, debe estar tranquilo, porque la maquinita funciona y usted hace que las personas, usuarios o clientes vayan a la sede de la empresa, tomen una ficha, hagan una larga cola, esperen y desesperen, regresen la ficha o pierdan el turno mientras van a tomar café y si llegan a conversar con alguno de los que atiende, este se pase a otra ventanilla o le diga: “un momento, ya vuelvo”. Encuentra de que 10 ventanillas que hay en la empresa, solamente 3 están siendo atendidas, aunque de pronto, en una de ellas hay un cartel que dice: “más tarde se le atenderá”
Así, usted vive el día a día con las famosas empresas de telefonía, servicios y muchas más que prefieren utilizar una máquina para desatender a los usuarios, personas o clientes que ya no son seres humanos para ellos, sino robots del siglo XXI
¿No le ha pasado?
Manuel Gómez Sabogal