No sabemos quién fue el primero en usar el papel, como material, para la higiénica labor a la que hoy voy a hacer referencia y a la que estamos tan acostumbrados. Supongo que fue mucho antes del siglo XIX, o no, quién sabe que ocurría en la intimidad de cada uno. Pero sí parece probado que Joseph Gayetty tiene en el honor de ser el inventor del papel higiénico como producto comercial. Y eso tiene su mérito, porque no sólo fue el que lo lanzó al mercado, sino que tuvo el valor de pensar que la gente iría a una tienda a comprar, públicamente, el producto. Lo cierto es que, como decía su publicidad, era la mayor necesidad de su época.
Gayetty, que lanzó su producto al mercado en 1875, era un visionario y ofrecía papel higiénico con aloe vera y con efectos relajantes para las hemorroides. Sus paquetes tenían 500 hojas húmedas y se vendían en las farmacias. Es decir, el invento de Gayetty no era técnicamente papel higiénico, pero sin duda fue el pionero. Este producto, tal y como lo conocemos hoy, se lanzó unos años más tarde al mercado, por parte de la empresa Scott Paper. Sin aloe vera y sin relajante hemorroidal. Vamos, un atraso. Pero al ser más asequible para la población, se convirtió en un éxito total.
Decía antes que Gayetty tuvo el valor de esperar que la gente públicamente pidiera su producto. Era un tema delicado. Lo mismo pensó la Scott Paper, que lanzó su papel higiénico bajo otro nombre, por considerarlo un producto indecoroso. ¡Nada más lejos de la realidad! El objetivo de la empresa era conseguir que en todos los retretes del país hubiera un rollito de su papel, de unos 12cm de ancho y unos 20m de largo. Cada usuario que cortara de ahí lo que necesitara en cada ocasión.
La Scott Paper Company, que había sido fundada en Estados Unidos en 1879, triunfó en los años siguientes a su creación y consiguió su objetivo. Un objetivo que aún hoy, camino del siglo y medio después, sigue cumpliéndose. Afortunadamente.
Más tarde llegarían otras mejoras al invento, como la doble capa, para que el papel que tocaba una parte de nuestro cuerpo, la mano, no fuera el mismo que entraba en contacto con la otra parte del cuerpo involucrada en el acto. Ya me entienden. Ese avance fue británico. Y no hace tanto, se lanzaron al mercado rollos de papel higiénico impregnados con aloe vera. Toda una innovación, si no fuera porque Gayetty, el inventor del papel higiénico, ya lo había hecho en el siglo XIX.
Por cierto, casi me da reparo pensarlo, pero con toda probabilidad alguno de ustedes esté leyendo esto poco antes de recurrir al invento de Gayetty. Hoy se lee mucho con el móvil en determinados momentos y lugares. Si ese es su caso, sonría.
Vía Cvristoria