Por Manuel Gómez Sabogal
Cuando una profesora como Luz Adriana Hoyos Ramírez del CASD, desea que los niños lean el libro “Isabella y el abuelo”; cuando más de 100 niños de sus grupos leen el libro, hacen glosarios, historias, cartas y más, después de haber leído el libro y cuando me invitan al colegio para conversar con ellos, se siente un renacer.
Un renacer, pues esos pequeños viven las historias allí escritas, las sienten y las quieren compartir.
Se renace, porque los niños muestran su inocencia y afecto en todo sentido. Sueñan con ser esos nietos con historias llenas de cariño y ternura.
Después, el CASD organiza una feria académica y los niños exponen sus trabajos y presentan lo que han hecho sobre “Isabella y el abuelo”, se siente que el afecto no está perdido y que las familias están ahí para sentir abrazos, caricias y el amor de esos niños que sienten que Isabella está en ellos y sus abuelos son protagonistas.
Porque Isabella son todos los nietos y el abuelo, esos abuelos que miman a sus nietos y los quieren más que a nadie.
Debe entenderse que el amor a los hijos es diferente. Los nietos son esos pedacitos que ahora pueden apapachar, abrazar, sentir, porque el tiempo para disfrutar con ellos es mucho más. Se pasan las horas volando, cuando los abuelos están con los nietos.
Luz Adriana escribió: “Lo único que hice fue orientar la lectura y la comprensión de su libro de una manera dinámica, diferente, pragmática y divertida… Las manualidades resultantes son solo muestra de eso, y de la dedicación de mis niños por su escrito teacher. Muchas gracias por escribir el texto con sus vivencias”.
Nada qué decir. Luz Adriana es una docente dedicada al amor y a la lectura. Estudió Pedagogía Reeducativa, diplomados en Inglés, Maestría en la UTP, Maestría en Anaheim Universiy, en California.
Es una gran docente y de admirar. No por lo que ha hecho con el libro “Isabella y el abuelo”, sino por todo lo que hace por sus alumnos y para que estos vivan la vida como debe ser. Les ayuda, los mima, los regaña, los incita a leer, a ser mejores y más, como personas. Es una profesora que disfruta su profesión. Ama lo que hace y está comprometida con todo lo que la rodea.
Lo más importante es que siempre piensa en la familia, en la importancia de las relaciones padres e hijos. Quiere que sean estudiantes que siempre están con sus familias.
Nada como compartir con los niños que leyeron “Isabella y el abuelo” y disfrutan exponiendo todo lo que hicieron sobre el libro. Se renace…
Que viva la lectura y la educacion.