Por Manuel Gómez Sabogal
He estado alicaído, pero no deprimido. Dos semanas sin descansar bien ante la situación presentada con la pérdida o mejor el robo de Rex, un pastor collie de 12 años, castrado, con problemas de cadera, grande y pesado.
Dos semanas sin paz, aunque con paz interior. No ha sido fácil, no es sencillo continuar la vida normal a sabiendas de que el perro no aparece.
Quien se lo llevó sabe perfectamente que hizo un gran daño a una familia. No le importó hacerlo. Sin embargo, por las redes se ha hecho campaña para que aparezca. Y hay amigos que están al tanto. La solidaridad está presente.
“Mi corazón no entiende ni comprende cómo alguien puede retener un perro que no es de su propiedad… No te des por vencido.”
“Los animales son mejores seres vivos…
Muchos que se hacen llamar «humanos» son seres muy malos… Todos sus actos tendrán consecuencias a lo largo de sus vidas…
Ley de causa y efecto…”
“Entrega a Dios que Él hace su obra. Un abrazo de corazón”
“Espero todo vaya bien y tu perrito aparezca pronto”.
“En esta triste situación y difíciles momentos que están afrontando por la desaparición de REX, desde la distancia cada día te acompaño, deseando que muy pronto REX esté de nuevo en casa. Un abrazo gigante”.
“Ya es tiempo de saberse algo. Bendiciones”.
“Estoy, al igual que tú, muy dolida y esperanzada en que Rex volverá a casa. Abrazo grande”.
“Tengo mucho pesar. Ellos son como hijos” .
“Lamento saber que todavía no regresa”.
“I hope you find him soon”.
“Qué pesar y el también debe de extrañar su familia. Ellos son como niños”.
“Qué pesar. Ojalá les aparezca. Ellos hacen parte de nuestra familia”.
“Primito, espero que encuentren a Rex”.
“Ya lloré otra vez”
“Las redes y tus amigos estamos trabajando en la difusión. No es fácil tener a Rex escondido. Sus características lo hacen especial. No te desgastes más”.
“De por si lo bonito o de valor, siempre es codiciado y la envidia como la maldad, existen.
Y si usted piensa que fue robado, bueno ya se ha dado toda la información, historia de salud. Esperamos que la persona que se adueñó de Rex, alcance a darle todos los cuidados y el amor con que era tratado y lo regrese pronto.
Amigo, esa es la vida y has tenido golpes más fuertes y no hace mucho. La partida de tu hermano, y es muy duro para un ser tan humano como lo eres. Estoy contigo en todo momento. Tengo fe, que para noviembre estemos celebrando el feliz regreso a tan hermoso hogar. Vamos amigo, vamos pa”.
“Rex tiene que aparecer…”
“Sigamos presionando por las redes. Todos nosotros debemos enviar la imagen de Rex a nuestros contactos y claramente decir que fue robado. Esa bella mascota no pasa desapercibida”.
“Si Mario… a muchos conocidos en Montenegro les he mandado la foto del perrito… es imposible ocultarlo tan fácil, a no ser que esté en una vereda más lejos. Yo sufrí algo similar con un Collie muy parecido… muy dolorosa experiencia… me duele por Manuel y por Rex”.
“Ya estoy en la tarea. Tengo más de 100 contactos del área. Presionamos. La solidaridad con nuestro compañero y amigo debe ser total”.
“Cuando alguien se roba un perro lastima tanto al dueño como al can, pues rompe ese lazo de fidelidad de una parte y el cariño del amo.
El ladrón comete un delito de lesa humanidad.
Quien podrá dimensionar la soledad de ambos extrañándose en el infinito silencio uniéndolos a la distancia.
Merecerá el ladrón una cárcel con cadenas para purgar las puestas a la mascota.
Siento mucho esta tragedia de su amigo, sin conocerlo, estoy convencido no merecer ese castigo”. Orlando Restrepo, poeta de Cartago.
Leer todos esos mensajes en WhatsApp, hacen que se renueve la vida. Dan ánimo, aunque no aparece Rex. Sé que muchas personas están ahí y les agradezco de corazón. No ha sido fácil, pero Dios ha sido bueno. No soy pesimista y sigo ahí. Buscando, revisando lugares, sin dormir mucho, pero pensando que Rex estará en casa pronto.
Hace poco, así, disminuido, me encontré con una amiga, quien al verme como estaba, me abrazó. ¡Qué abrazos! Los sentí en el alma. Sinceramente, hacía mucho tiempo que no sentía esos abrazos. Pero esa calidez me llenó plenamente. Jamás pensé sentir todo lo que sentí al abrazarnos. Gracias. Los necesitaba con urgencia. Como la mejor medicina del día.
Me calmó demasiado y recordé que los abrazos siguen siendo ese medicamento que se requiere cuando el alma sufre. Y me escribió:
“Claro que siii, cuando lo necesites. 100% de acuerdo, los abrazos son más que necesarios, en todos los momentos. Me alegra mucho que te gustaran y te sintieras mejor, dar abrazos es de mis cosas favoritas, siento que son una fuerza poderosa que casi nadie usa, y más si funcionan de esa manera jajajaja, pero si, cuando los necesites, aquí estoy. ¡Que lindo! Sí, los abrazos significan mucho, creo que soy de esos que llaman «almas sensibles» jajajaja. Es que con un abrazo se transmite y se dice mucho”.
Honestamente, esos abrazos me llegaron al alma. Muchas veces requerimos de un abrazo. Sin que nadie nos pregunte, lo sentimos y recibimos fuerza, cariño, amor.
Porque los abrazos son como vitaminas que producen energía y llenan el alma de amistad. Los abrazos son un gran remedio contra la depresión, la soledad, la tristeza. Los abrazos son energizantes. Los abrazos incitan a la alegría, a sonreír, a sentir vida.
Gracias a mis amigos, quienes insisten como yo en encontrar a Rex.
Gracias a esa bella amiga por ser así. Gracias por esos energizantes que me dio y me renovaron.