“Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran».
André Gide
- ¿Que se llevarían más fácilmente de cualquier sitio ante un descuido: un celular o un libro?.
- Un celular, fue la respuesta
- ¿Por qué?
- El celular es más costoso y tiene aplicaciones. El libro solo sirve para leer y no todos leen o leemos
Esta fue una corta conversación con alguien a quien le conté que mi libro se había salvado. ¿De qué? Muy sencillo.
Ahora, cuando se va a un banco, a una cita médica, a una droguería especializada, se utilizan los turnos numerados y con letras, dependiendo para dónde vaya o la edad. Siempre tengo el libro que leo, a mi lado.
Pues bien, entré al banco, tomé mi turno, mire el tablero y me senté a esperar, viendo además, cómo las personas hacían lo mismo, sin nada en sus manos. Iba, pero a leer. Había llevado un libro: “El director”, regalo de un amigo.
Al llamado, acudí presuroso y recibí la atención adecuada, pero dejé el libro sobre la mesa de atención y al salir, no recordé tomarlo.
Llegué al parqueadero, tomé el carro y salí hacia la casa. Volteé a mirar y el libro no estaba allí. Lo había dejado en el banco. ¡Ay! ¿Quién se lo llevaría? Grave, pues para regresar al banco había soberano trancón y además, un accidente de un vehículo con una moto (cosa extraña). Total que la demora era mucha y el cierre del banco estaba próximo.
Otra vez, el carro al parqueadero, salir, llegar al banco y para mi sorpresa, el libro estaba donde lo había dejado. Una niña cajera me preguntó:
- ¿Ese libro es suyo?
- Sí, contesté.
- ¿Por qué no se lo llevarían? Estuve de buenas.
- Es que no es un celular, dijo ella. Ahí estuvo todo el tiempo y ni lo miraron. Yo le puse cuidado a ver quién lo tomaba o lo hojeaba, pero nada ocurrió.
- Es muy formal.
Entonces, con base en esa respuesta, recordé la conversación inicial y ya me preocupe. A veces, parezco un personaje raro o un mosco en la sopa, cuando estoy en una sala de espera. Muchos, un 80% de las personas a mi alrededor, están utilizando su celular y yo, leyendo.
Cómo quisiera que se cambiaran celulares por libros o que hubiese libros en los paraderos, salas de espera y sitios especiales para que la gente los tomara y se pusiera a leer, pero se prefiere el celular para revisar whatsapp u otros elementos.
Manuel Gómez Sabogal