Poco importan los campos en donde la gestión se ejerce, esta es un asunto de seres humanos, con sus conocimientos y carencias en información, con sus cualidades pero también con sus defectos, sus dones y deficiencias, sus fortalezas y debilidades, sus habilidades como sus torpezas. El talento es una amalgama de todos estos componentes. No se trata de ignorancia, de defectos, carencias, debilidades o torpezas que se evocan con complacencia o que servirían para justificar la impotencia o el fracaso, como suele verse. Se aprende cada día a lidiar con los aspectos menos amables, pero bien reales, de sí mismos los cuales buscamos manejar para no convertirnos en víctimas y que ponemos en contribución para lograr el éxito.
Gerenciar como uno es, es conocerse mejor, es desarrollar una percepción justa y realista de sí mismo y de los otros.
Gerenciar como uno es, es hacer el duelo frente a la imagen del dirigente ideal que uno cree o quiere ser, el duelo a los modelos y recetas que podría aplicar siempre, sin consideración de las diferentes situaciones y de las especificidades de las personas.
Gerenciar como uno es, es aceptar no saberlo todo. Es buscar alrededor suyo gente competente para los aspectos en los que uno se siente menos eficaz y rodearse de colaboradores calificados de los cuales uno acoge sugerencias y solicita críticas.
Gerenciar como uno es, es aceptar ser uno mismo frente a los otros, saber que uno puede desagradar a algunos y aún más ser el blanco de su agresividad, sin derrumbarse.
Gerenciar como uno es, es otorgarse el derecho de pensar de manera diferente, es reconocer el deber de consultar, de escuchar y de admitir sus errores, de aprender algo, de volver a empezar y de continuar.
Gerenciar como uno es, es gerenciar a seres humanos imperfectos, como lo es uno mismo.
Gerenciar como uno es, es también gerenciar con otras personas. La gestión es evidentemente una profesión eminentemente social. Cuanto más sea el dirigente él mismo, más se conocerá y aceptará que los demás sean auténticos estando siempre orientados hacia una tarea que cumplir o un servicio que proveer.
Gerenciar como uno es, es hacer prueba de autonomía, de apertura de espíritu con relación a sus propios principios y los de los demás, a sus creencias y las de los otros, es encontrar su propio pensamiento, su unicidad como dirigente. Es entonces, gerenciar como ninguna otra persona.
Así, para ser verdaderos creadores y líderes de opinión, los dirigentes deben entonces deshacerse de los modelos que no corresponden a su realidad y osar entregarse a su imaginación, inteligencia y buen juicio.
Tomado de Gerenciar es crear, por Laurent Lapierre, profesor titular de la Cátedra sobre liderazgo Pierre-Péladeau, HEC Montréal