Traducido por Luis R Castellanos de publicación en
El secreto para ser más felices a medida que envejecemos no se trata solo de acumular experiencias y sabiduría. También se trata de lo que dejamos atrás.
Verás, la felicidad no consiste solo en agregar cosas a nuestras vidas. A menudo, se trata de eliminar los hábitos que nos frenan.
Aquí es donde entra en juego este artículo. Si estás comprometido con un futuro de más sonrisas y menos estrés, es hora de decirle adiós a estos 10 hábitos.
Vamos a profundizar.
1) Descuidar tu salud
Una de las mayores barreras para la felicidad a medida que envejecemos es descuidar nuestra salud física.
Es fácil dejar de lado el ejercicio y una dieta equilibrada cuando la vida se vuelve ajetreada. Pero recuerda, tu cuerpo es tu vehículo en este viaje de la vida. Si no lo cuidas, no podrá llevarte lejos, y mucho menos hacia la felicidad.
La salud no se trata solo de evitar la enfermedad. Se trata de cultivar una sensación de vitalidad y bienestar que nos lleve a través de nuestros días con energía y alegría.
Hay un dicho que dice: «Si no haces tiempo para tu bienestar, te verás obligado a hacer tiempo para tu enfermedad». Si quieres un futuro más feliz, es hora de decir adiós al hábito de descuidar tu salud.
Empieza de a poco. Sal a caminar hoy. Come una pieza extra de fruta. Cada pequeño detalle cuenta y, con el tiempo, estos pequeños cambios pueden suponer una gran diferencia en tu felicidad.
2) Guardar rencor
¿Quieres saber un secreto? Guardar rencor es como beber veneno y esperar que la otra persona se enferme. Créeme, he pasado por eso.
Hace años, tuve una pelea con un amigo cercano. Fue una de esas discusiones en las que se dijeron palabras duras y se hirieron sentimientos profundamente. Durante mucho tiempo, guardé rencor. Cada vez que pensaba en ellos, sentía una punzada de ira, una oleada de amargura.
Pero un día me di cuenta de algo. Ese rencor no estaba lastimando a mi amigo, sino que había seguido adelante. Me estaba lastimando a mí. Estaba ocupando un espacio mental y emocional que podría llenarse de alegría, amor y positividad.
Entonces, decidí dejarlo ir. Perdoné a mi amigo, no por él, sino por mí. ¿Y sabes qué? Sentí que me habían quitado un peso de encima.
Dejar ir los rencores no significa permitir que los demás te pisoteen. Significa liberarte de las cadenas de los conflictos pasados para hacer espacio para la felicidad futura.
Si quieres ser más feliz a medida que envejeces, es hora de decir adiós al hábito de aferrarte al rencor.
3) Permanecer en tu zona de confort
¿Sabías que el término “zona de confort” se utilizó por primera vez en un artículo de psicología en 1908? En ese entonces, los científicos descubrieron que se podía lograr un nivel constante de rendimiento sin ninguna sensación de riesgo o ansiedad. Esa es tu zona de confort.
Pero aquí está el truco. Si bien es cómodo estar dentro de esta zona, permanecer allí demasiado tiempo puede llevarnos al estancamiento. Puede limitar nuestras experiencias, nuestro aprendizaje y, lo más importante, nuestra felicidad.
Salir de nuestra zona de confort puede dar miedo. Nos enfrentamos a lo desconocido y corremos el riesgo de fracasar. Pero también es donde ocurre el crecimiento. Es donde descubrimos nuevos intereses, conocemos gente nueva y aprendemos sobre nosotros mismos.
Si quieres ser más feliz a medida que envejeces, considera decir adiós al hábito de permanecer siempre en tu zona de confort. Da un paso hacia lo desconocido. Puede que encuentres tu próxima fuente de alegría.
4) Compararse con los demás
En esta era de las redes sociales, es increíblemente fácil caer en la trampa de compararnos con los demás. Vemos sus momentos destacados (sus casas perfectas, sus vacaciones exóticas, sus vidas aparentemente perfectas) y no podemos evitar sentirnos inadecuados.
Pero la verdad es la siguiente: la comparación es el ladrón de la alegría. Nos ciega a nuestros propios logros y valor. Nos hace sentir que siempre nos quedamos cortos, cuando en realidad, lo estamos haciendo bien.
Recuerda que cada uno recorre su propio camino, con sus propias circunstancias y desafíos. Lo que ves en línea o incluso en persona a menudo no es la imagen completa.
Celebra tus logros, sin importar lo pequeños que parezcan. Después de todo, tu vida no es una competencia, es un viaje que se supone que debes disfrutar a tu propio ritmo.
5) Descuidar el cuidado personal
En nuestra búsqueda por estar a la altura de las exigencias de la vida, es fácil olvidarnos de cuidarnos a nosotros mismos. A menudo estamos tan ocupados cuidando a los demás (nuestros hijos, nuestros padres, nuestras parejas, nuestros amigos) que terminamos poniéndonos a nosotros mismos en último lugar.
Pero te recordamos que no puedes servir de una taza vacía.
El cuidado personal no es egoísta. Es necesario. Se trata de tomarnos el tiempo para recargar energías, descansar y hacer lo que nos haga sentir bien.
Ya sea tomar un baño relajante, leer un libro, salir a correr o simplemente pasar un rato tranquilo a solas, el cuidado personal es vital para nuestro bienestar mental y emocional.
Si quieres ser más feliz a medida que envejeces, es hora de decir adiós al hábito de descuidar el cuidado personal.
Tú también eres importante y mereces que te cuiden.
6) Ignorar tus emociones
Todos somos culpables de ello. Ignoramos nuestros sentimientos, nos decimos que estamos bien cuando no es así y reprimimos nuestras emociones hasta que empiezan a desbordarse.
Pero aquí está la cuestión: las emociones no son nuestro enemigo. Son parte de nosotros, parte de ser humanos. Son la forma que tiene nuestro cuerpo de comunicarse con nosotros, diciéndonos qué está mal y qué necesita atención.
Ignorar nuestras emociones no las hace desaparecer. Solo las reprime, donde pueden enconarse y convertirse en algo más grande, algo más difícil de manejar.
Si quieres ser más feliz a medida que envejeces, es hora de decir adiós al hábito de ignorar tus emociones. Permítete sentir, expresar, procesar. Está bien estar triste, estar enojado, tener miedo. Está bien llorar, gritar o reír. Acepta tus emociones: son parte de lo que te hace ser quien eres.
7) Evitar conversaciones difíciles
Lo admito. Yo solía ser un maestro en esquivar discusiones difíciles. Ya fuera para abordar el comentario hiriente de un amigo o para expresar mi descontento con el comportamiento de un colega, siempre encontraba una manera de evitar la confrontación.
Pero la verdad es que esas palabras no dichas y esos problemas sin resolver estaban minando silenciosamente mi paz mental. Me tomó un tiempo darme cuenta, pero evitar conversaciones difíciles no hace que el problema desaparezca. Solo pospone lo inevitable.
Tener esas conversaciones difíciles puede resultar incómodo, pero son cruciales para la comprensión, el crecimiento y el mantenimiento de relaciones saludables. El alivio y la claridad que vienen después valen absolutamente la pena.
Si quieres ser más feliz a medida que envejeces, es hora de decir adiós al hábito de evitar las conversaciones difíciles. Di tu verdad, con respeto y honestidad, incluso si te tiembla la voz.
8) Decir siempre «sí»
Parece extraño, ¿no? ¿Cómo puede decir «sí» a las cosas hacernos menos felices? ¿Acaso no es aprovechar las oportunidades y estar abierto a nuevas experiencias la clave para una vida plena?
Bueno, aquí hay una perspectiva diferente. Si bien es genial tener la mente abierta y ser aventurero, decir «sí» constantemente puede llevar a un compromiso excesivo y al agotamiento. Puede dejarnos sin tiempo para nosotros mismos, sin espacio para descansar y sin energía para las cosas que realmente amamos.
El tiempo es nuestro bien más preciado. Cada vez que decimos “sí” a algo, estamos diciendo “no” a otra cosa.
Aprenda el poder de un “no” respetuoso y considerado. No se trata de ser egoísta. Se trata de establecer límites y valorar su propio tiempo y energía.
9) Pensar en el pasado
Todos tenemos remordimientos, errores que hemos cometido y decisiones que desearíamos poder cambiar. Es natural mirar atrás y pensar en esos momentos y preguntarnos “¿qué hubiera pasado si…?”. Pero pasar demasiado tiempo pensando en el pasado puede dejarnos estancados, incapaces de avanzar.
El pasado es un lugar de referencia, no de residencia. Podemos aprender de él, pero no podemos cambiarlo. Lo que sí podemos cambiar es nuestro futuro.
Así que, en lugar de pensar en el pasado, intenta centrarte en el presente y mirar hacia el futuro. ¿Qué puedes hacer ahora para que tu yo del futuro sea más feliz?
Si quieres ser más feliz a medida que envejeces, es hora de decir adiós al hábito de pensar en el pasado. Recuerda, el mejor momento para nuevos comienzos es ahora.
10) Buscar la perfección
La perfección es una ilusión. Es una carrera interminable sin línea de meta. No importa cuánto logremos, siempre hay algo más por lo que luchar, algo más que perfeccionar.
La búsqueda de la perfección puede hacer que nos sintamos perpetuamente insatisfechos, que nos quedemos constantemente cortos en relación con un ideal inalcanzable. Puede robarnos la alegría y cegarnos ante la belleza de nuestros logros y nuestro progreso.
Así que esto es lo más importante que debes saber: la felicidad no proviene de ser perfectos. Proviene de aceptarnos como somos, con defectos y todo.
Si quieres ser más feliz a medida que envejeces, es hora de decir adiós al hábito de perseguir la perfección. Acepta tus imperfecciones. Celebra tu progreso. Sé amable contigo mismo. Eres suficiente, tal como eres.
Abrazar el viaje
Mientras recorremos la vida, la búsqueda de la felicidad sigue siendo un hilo conductor que nos une a todos. Sin embargo, lo que a menudo pasa desapercibido es que la felicidad no es un destino. Es un viaje.
El famoso filósofo y escritor Alan Watts dijo una vez: “El sentido de la vida es simplemente estar vivo. Es tan claro, tan obvio y tan simple. Y, sin embargo, todo el mundo corre de un lado a otro en un gran pánico como si fuera necesario lograr algo más allá de sí mismo”.
A medida que envejecemos, nuestra comprensión de la felicidad evoluciona. No se trata de la euforia constante del éxito o la búsqueda incesante de la perfección. Se trata de aceptar nuestra autenticidad, celebrar nuestro progreso y aprender a dejar atrás los hábitos que ya no nos sirven.
Así que tómate este momento para reflexionar sobre tu propio viaje. ¿Hay algún hábito al que te aferras que esté obstaculizando tu felicidad? Recuerda, cada día ofrece una nueva oportunidad para dejar ir, crecer y dar un paso más hacia una versión más feliz de ti mismo.