Lindsay Ferrier comparte desde el Huffington Post su experiencia como madrastra. Y en base a su experiencia de once (11) años, presenta 10 verdades acerca de ser madrastra que se deben considerar.
1. Tu no eres su mamá
O una mamá suplente. Aun si tu esposo tiene la custodia completa de sus hijos. Aún sin su mamá biológica nunca o rara vez los ve. Aún si te llaman mamá. No cometas el error de creer sinceramente que tienes los derechos y privilegios de la mujer que les dio a luz, porque no los tienes. Puedes tener una relación significativa, cariñosa, amorosa con tus hijastros, pero será distinta a la relación que pueden tener entre madre e hijo. Y está bien. Tenlo en cuenta y saca provecho de ello.
2. El silencio es lo mejor
Acá cabe el dicho de «calladita te ves más bonita». Vivimos en un mundo donde a todos nos gusta decir lo que hacemos. Por Facebook, por teléfono celular, en una noche de chicas. Pero a nadie le gusta escuchar hablar a una madrastra acerca de la ex-esposa de su marido ni acerca de sus hijastros. El divorcio es una las cosas más devastadoras y estresantes por la cual una persona pasa, y nadie necesita saber de tu boca cómo está la ex-esposa, o cómo se comportan sus hijos. Una de las partes más difíciles de ser una madrastra, es la necesidad de quedarse callada acerca de lo difícil de las situaciones que estás viviendo, o acerca de cómo te está afectando. Si tienes que desahogarte, hazlo sólo con tu mejor amiga, o con tu terapista. Lo cual nos lleva a la número tres.
3. Busca un psicólogo o un terapista
Aún si crees que no lo necesitas. Lindsay misma no acudió a un terapista sino a los 8 años de casada, lo cual considera que es un tremendo error. Ella pensó que era una madrastra terrible y que sólo ella en el mundo había cometido errores en criar a sus hijastras junto son su esposo. Y el terapista más bien les dijo que ¡lo estaban haciendo fenomenal! Que los errores que Lindsay mencionaba eran los que cometían todas las familias mezcladas (término en inglés es «blended family«) que asistían a consulta. El 70% de los matrimonios con familias mezcladas terminan en divorcio. Fue un alivio para ella escuchar esos hechos. Asistir a un terapista la ayudó a ver que no estaba tan mal lo que estaban haciendo y que más bien era normal. Claro, a veces hace falta visitar a varios terapistas hasta encontrar al adecuado. Busca hasta encontrar un terapista con el cual te sientas (o se sientan) bien.
4. Está bien retroceder de vez en cuando
Inicialmente puede ser difícil, porque a veces los hijastros pueden necesitar que actúes como una mamá. ¡No! ¡Recuerda la primera verdad señalada! No eres su mamá, y actuar como si lo fueras puede causar resentimiento y confusión en ambas partes. Una buena madrastra está disponible física y emocionalmente mientras sus hijastros la necesiten y quieran que lo esté, y debe retroceder y convertirse en personal de apoyo, detrás de las cámaras, con su pareja cuando no la necesiten ni quiera que esté disponible.
5. Protege tu matrimonio a toda costa
Tu y tu pareja necesitan ser el refugio del otro, particularmente cuando tienes problemas con tus hijos o hijastros. Si esos problemas te están estresando, analiza exactamente qué es lo que está afectando tu matrimonio y protege tu relación en esa área inmediatamente y sin pensarlo mucho. Un terapista podría ser de mucha ayuda en ello. Proteger tu matrimonio por encima de todo beneficia a todos. Tus hijastros necesitan ver que tu y tu pareja siguen juntos y que pelean por su relación, aún cuando no sea fácil. Les enseñará a ellos a hacer lo mismo algún día si les toca.
6. No te compares con otras madrastras
Te encontrarás a otras madrastras que no paran de hablar acerca de lo maravillosa que es su relación con sus hijastros. Escucharás que te dicen «ellos me cuentan todos sus secretos», que «ellos sienten que soy su mamá de verdad», que «convencieron a la ciudad para que organizara un desfile en su honor», y una larga lista. No dejes que eso te afecte. Acuérdate que el 70% de los matrimonios mezclados fallan. ¡No necesitas un desfile! ¡Lo estás haciendo bien!
7. No jueges a ser la culpable
Quizás has estado mucho tiempo, castigándote por sus fallas como madrastra. O quizás pienses que tus problemas de pareja son por culpa de tus hijastros. Quizás hasta pienses que es culpa de tu pareja, porque parece que siempre se pone del lado de ellos. En la realidad, todos son parcialmente culpables de los problemas en las relaciones. No hay un solo culpable. No puedes cambiar a todos, pero puedes cambiarte a ti. Trabaja en ello con la esperanza que tus esfuerzos inspiren a todos los miembros de la familia a esforzarse también.
8. Perdónate
Tu vas a cometer muchos errores. Tanto como bastantes. Por favor no pases el tiempo convenciéndote que hay algo malo contigo, porque parece que todo lo echas a perder. Perdónate. Una y otra vez. Perdónate. Y sigue hacia adelante.
9. No puedes arreglar lo que no rompiste
Lindsay escuchó esa frase de su propio padrastro. Y ella se pasó muchos años tratando de arreglar muchas cosas. Pensó que podría arreglar todos los problemas y a todas las personas y se esforzaba lo suficiente. Y fue un desperdicio de energías. Muchos de los problemas que se presentan en una familia mezclada vienen a raíz del divorcio, donde en muchos casos la madrastra no tuvo nada que ver. Y eso no se puede arreglar. Al menos tú no.
10. Persevera y emergerás como una mejor persona
En sus años de experiencia como madrastra, Lindsay siente que participó en una competencia de obstáculos, y que cuando cruzó la meta de llegada, sintió que había cambiado. Que era más sabia. Más gentil con ella misma. No juzga a las personas fácilmente. Es mejor esposa y mejor madre, que lo que hubiese sido sin haber tenido hijastras. Su familia aún tiene trabajo por hacer, pero lo más difícil ya pasó. Y la experiencia la unió más a su esposo.
No siempre ser madrastra es espectacular, ni lo peor del mundo. Se pasan ratos maravillosos juntos. Todos somos imperfectos, pero tenemos el potencial de ser asombrosos. Y debemos trabajar en ese potencial, en nuestro propio tiempo y a nuestra manera. Estamos aprendiendo cada vez más de las otras personas a medida que vamos avanzando. Es un desastre a veces, pero ¿sabes? Somos una familia.
Y al final eso es lo que importa.
Traducido por Luis Castellanos, de publicación del Huffington Post.