Por Néstor Ocampo
En 1972, hace 50 años, un grupo de jóvenes investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), de los EEUU, publicó un informe titulado “Los Límites del Crecimiento”, en el cual concluyeron que “si se mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de alimentos y agotamiento de los recursos naturales, el planeta alcanzará los límites de ese crecimiento en el curso de los próximos cien años”.
20 años después (1992) el mismo grupo, publicó un nuevo texto: “Más allá de los límites del crecimiento”. Nueva versión del informe inicial, actualizada con nuevos datos y técnicas de análisis, en el cual afirmaban que “la humanidad ya había superado la capacidad de carga del planeta para sostener su población”.
En el 2004 publican una nueva versión titulada “Los límites del crecimiento 30 años después”, en la que actualizaron e integraron las versiones precedentes llegando a afirmar que “no puede haber un crecimiento poblacional, económico e industrial ilimitado en un planeta con recursos limitados”.
En 2012 publicaron su último informe, “Los límites del Crecimiento 2012”, en el cual, mediante el instrumento de la “huella ecológica”, tan conocido hoy, muestran que el crecimiento económico de los cuarenta años transcurridos desde la publicación del primer informe, es una “danza en los bordes de un volcán” que nos lleva a una transición inevitable. El mismo año uno de los miembros del grupo, Jorgen Randers, publicó el libro titulado “2052, un pronóstico global para los próximos 40 años”. En él solo muestra tendencias que se deben interpretar a la luz de la experiencia de los 40 años transcurridos desde 1972 para ver que la humanidad ha empezado a reaccionar, pero… ¡con un retraso de 20 a 40 años!
Se cumplen 50 años del primer informe y, en el Quindío, gobernantes, politiqueros, comerciantes, empresarios, líderes sociales, academia y “autoridad” ambiental (CRQ), NO SE ENTERAN. Siguen promoviendo y permitiendo el incremento de la población, la industrialización, la contaminación y la explotación de los recursos naturales, monocultivos de pinos y eucaliptos, aguacateras inmensas en las montañas, urbanización sin control, granjas avícolas y porcícolas, parques temáticos, nuevas obras viales, más y más turismo, etc., sin considerar que el Quindío, como todo territorio, tiene recursos LIMITADOS. Sin saber interpretar los evidentes síntomas de agotamiento y crisis ambiental que indican que superamos “los límites del crecimiento” hace mucho tiempo. Sin entender lo que significa superar la capacidad de carga del territorio para sostenernos. Sin asimilar la idea de que ES IMPOSIBLE EL CRECIMIENTO ILIMITADO EN UN TERRITORIO CON RECURSOS LIMITADOS. Sin comprender el riesgo de danzar en los bordes de un volcán. Sin darse cuenta de que reaccionamos lentamente a la CRISIS CIVILIZATORIA que nos acosa. Parece que no les importara conducirnos a un abismo.
Ejecución estándar del modelo mundial como se muestra en “Los límites del crecimiento”