Abuelo: cuéntame una historia!
Todas las historias no son iguales. Algunas son parecidas. Las mañanas se tornan plácidas cuando una pequeña que ya cumple 7 años te invita a que le leas un cuento. Ella lee los títulos y debes continuar leyendo, así sea un cuento de 10 páginas y estés casi dormido, ojos cerrados.
No puedes desilusionar a esa pequeña que está ahí al borde de tu cama. Debes leerle la historia, el cuento, la anécdota hasta el final. Y después, cuando termines, tal vez quiera que continúes con el que sigue.
Eso te llena de alegría y mucho amor. La pequeña responde cada pregunta que le formulas luego de haberle leído cada cuento, historia o anécdota. Es rápida para contestar y además, continúa inventando, complementando, poniendo nombres, soñando lugares, disfrutando paisajes.
Y cada mañana, le cuentas historias. Así tengas qué abrir los ojos a las malas, pero sientes una alegría inmensa porque la pequeña disfruta cada palabra, cada frase, cada párrafo. Se imagina cada personaje, vive cada momento. Eso la llena y luego, más tarde, cuando regresa del colegio donde estudia primero de primaria, se sienta a dibujar, a recordar qué fue los que escuchó. Lo vive, lo dibuja y lo presume como ella lo quiere.
Abuelo, cuéntame una historia…Así comienza el día. Y cada día, así amanezca muy nublado, es el despertador que suena a tu lado. Es la historia más bella, porque la encuentras allí, cerca, al pie de la cama. Esperando que abras los ojos o que te los abra. Porque ella es así. No hay un “más tarde” o un “después”. Si es ya, es ya. No hay caso.
Por eso, la última vez, ayer, llegó y como siempre, dijo:
– Abuelo, cuéntame una historia
– Había una vez una niña llamada Caperucita verde…
– No, esa no…ya me la sé, porque se puso roja..de la ira…Esa no, por favor
– Ahhhh, entonces, estaba Blanca Nueves con los 14 enanitos….
– Siete, abuelo, siete……
– Y entonces, Blanca Nueves….
– No, mejor léeme el libro nuevo…
– Hagamos una cosa, cuando estés grande, te leeré muchos cuentos de otros libros..
– No, abuelo, eso no se va a poder….
– ¿Por qué?
– Porque cuando yo sea grande, tú estarás muerto….
Manuel Gómez Sabogal
manuelgomez1a@gmail.com