A comienzos del pasado siglo, se proyectaron cortometrajes sonoros en París, sin embargo los problemas técnicos en cuanto a la sincronización de la imagen y el sonido sólo fueron resueltos en los Estados Unidos en la década de los veinte.
La década de los treinta definitivamente marcó el fin del cine mudo. Se dice que sin el sonido la industria cinematográfica hubiese tenido un mortal golpe económico debido a la Gran Depresión de 1929. Estrellas de la industria con voces inadecuadas cayeron en desgracia después de sus primeras películas sonoras; mientras otros desconocidos con voz seductora comenzaron a brillar con luz propia.
Lee DeForest, norteamericano, fue el pionero en lograr resultados positivos en centenares de cintas sonoras hechas entre 1923 y 1927; fueron los hermanos Warner quienes visualizaron en el sonido una oportunidad para prosperar económicamente y es así como el 6 de Agosto de 1926 el estudio presentó la película “Don Juan”, la primera en tener una banda sonora propia; al año siguiente la misma compañía estrenó el 6 de Octubre, en la ciudad de Nueva York, la película “El Cantor de Jazz”, donde por vez primera vemos a un actor llamado Al Jolson actuar y cantar con la cara cubierta de betún; la película no tuvo una buena calidad artística pero si generó grandes ingresos a la compañía.
Quien se resistió inicialmente a utilizar el sonido, cuando todos lo hacían, fue nuestro admirado y conocido Charles Chaplin, quien todavía en 1936 estrenó su famosa película muda “Tiempos Modernos”; más tarde en 1940 si lo utilizó con su primera cinta sonora “El Gran Dictador”, una sátira contra el fascismo y el nazismo de Mussolini y Adolfo Hitler.
Dr Efrén Castellanos. Revista DTyOC