Confusión
No he sabido cómo empezar esta nota. Por más que busco, no encuentro una salida. Todo, debido a que me fui a revisar lo inherente a un plan exequial que poseo y me encontré luego con un mensaje de una de mis hermanas.
Un plan exequial no significa que haya amor después de que se muera alguien. No.
Hace unos días, tuve la oportunidad de revisar si todo estaba bien y si no había problema alguno. Como mis hermanos figuran allí, quien me atendió quedó de llamarlos a verificar que estuviesen todos con sus números de cédula y telefónicos.
Hoy, recibí un mensaje de una de mis hermanas: “Quiero que inviertas en mí, parte de tu tiempo si te sobra un poco algún día. TQM. No quiero que nadie me ame cuando muera, ¡aún vivo!”
Me puso a reflexionar, a pensar, a analizar. Es cierto. Hace rato no la veo, no conversamos, no nos decimos nada. Por ella pregunto y las respuestas son iguales. Nadie ha conversado con ella. Tiene toda la razón.
Se equivoca al creer que el plan exequial es porque la vamos a amar cuando muera. No. Es un servicio diferente y pensando en una inversión que no es preocupante, ni problema alguno. Sé que es un plan con solución
En lo que no se equivoca es en que la he tenido descuidada. Que no la he llamado, ni la he ido a visitar. Que no nos hemos tomado un café. Eso es grave y tiene toda la razón. Pero de ahí a no quererlos ahora, en vida, hay mucho trecho.
Ella sabe que la quiero mucho. Como a todos mis hermanos. Tiene toda la razón en su queja. Tiene toda la razón al igual que mis otros hermanos. No tengo excusas, disculpas. No tengo nada qué refutar.
Hoy estuve donde uno de mis hermanos. También me preguntó por todo. Hacía rato no lo veía, ni lo visito.
A mi hermana, quien vive en Ibagué, hace rato no la veo, ni hablamos.
Hoy, he quedado confundido. Hoy, he quedado pensativo. Hoy, no importa tanto el plan exequial. Hoy importan el café, la visita, la charla. Hoy, importa que haya esta reflexión. Y no solo para mí.
Hoy, como siempre, me importan mis hijos, mis hermanos, mi vida. Hoy, sé que debo empezar de nuevo.
Porque el reclamo de una de mis hermanas, tiene asidero, tiene fuerza. No hay disculpas, no hay excusas.
“Quiero que inviertas en mí, parte de tu tiempo si te sobra un poco algún día”.
Manuel Gómez