El desarrollo de las relaciones interpersonales, sin poder emitir lo que dictan las emociones, es muy difícil, y es que muchas veces nos cohibimos de hacerlo por temor a determinadas reacciones. Los factores van desde los excesos de expresarse, hasta ocultarlos por completo, y no se sabe cuál es el peor extremo.
Por lo tanto, debes saber que aprender a expresar tus emociones de forma correcta se convertirá en un arma primordial a tu favor. Algunos consejos para lograr expresarte, tal y como dictan tus emociones, son:
Pregúntate “¿qué siento?”
En primer lugar debes determinar qué es lo que sientes, aunque esta frase te parezca trivial y obvia. El principal problema de las personas es no entender qué es lo que siente y en qué se diferencia de cualquier otro sentimiento. Este es el primer error: confundirse y, luego, recordar desmotivaciones relacionadas; pues esto nos lleva a reprimir las emociones venideras.
Hazte preguntas como ¿En qué se diferencia este sentimiento de otro?, ¿a cuál se parece?, o ¿este sentimiento es único? Determina el causal de tu emoción, las nuevas o reconocidas sensaciones y ajústalo a la situación que estés viviendo.
Escoge el momento correcto
Escoger el momento correcto incluye escoger a la(s) persona(s), el lugar, las palabras y, por supuesto, las emociones apropiadas para expresar lo que sientes. El contexto será primordial para hacerlo, ya que puede jugar a tu favor o hacerlo totalmente en contra y dañar tus planes.
De por sí, las personas que hagan parte pueden servir en tu estrategia, así que acierta con respecto a quien está a tu lado. Como se dice en la academia: “todo comunica”, así que sé prudente en tu elección.
Asegúrate de expresar emociones racionales
Debes asegurar que lo que vayas a transmitir esté totalmente fundamentado, sin dejar temas al aire que puedan perjudicar la situación. No te dejes llevar por los impulsos, sino mejor premedita lo que comunicarás, ya que podrás tener dominio del hecho.
Si te basas en las inseguridades y miedos, es probable que la otra persona lo detecte y la oportunidad se tire a la basura. No des lugar a los rodeos, actúa con total seguridad y enfrenta lo que se presente.
Espera una respuesta, sé asertivo
Será fundamental generar retroalimentación, para permitir que ambos se encuentren contextualizados y no solamente tú. Pregunta a la persona si te estás haciendo entender, así generarás mayor confianza y una mejor relación. Lo ideal es que te pongas en el lugar de esa persona y determinar si estás empleando el lenguaje apropiado.
No hay nada más incómodo que solo una de las dos personas se exprese y, como lo dijimos al principio, hacerlo en exceso también es perjudicial. Imagina que eres la otra persona, escúchate, detalla tus movimientos, compórtate brindando la mejor imagen y todo se dará a tu favor.
No permitas que las malas experiencias te marquen
Como dicen por ahí: “lo que pasó, pasó”, céntrate en no replicar experiencias negativas, no lo hagas, en absoluto, por tu bien. Si sabes cómo te ha ido siendo de determinada forma, ¡no lo repliques!, ya que será incómodo, nuevamente, para los demás, y deberás lidiar con fantasmas del pasado.
Entrena tu mente para adaptar los buenos resultados y desechar aquello que no te favorece.
El camino de gestión emocional es largo y constante, pero lo más importante es la atención que se le de al mismo; así que toma la decisión y empieza a gestionar tus emociones para que ellas no te manejen a ti.