
De contrincantes a enemigos
Uno siempre escucha que “todo tiempo pasado fue mejor”, y a veces nos negamos a la idea y queremos que nuestro tiempo presente sea mejor que nuestro tiempo pasado, pero últimamente al menos para mi no ha sido fácil
¿Por dónde empiezo para que no se me caiga tan abruptamente la cédula?
Quizás empiece por recordar cómo era el comportamiento de los candidatos que participaban en las elecciones que se llevaban a cabo, y de los políticos de hace unos 15 años atrás.
Aparentemente todos se comportaban como contrincantes…
Contrincante: Persona que pretende algo en competencia con otra u otras. (DRAE)
Era común ver a personas de partidos políticos distintos, dialogar de manera civilizada (y a veces incivilizada), y a pesar de tener diferencias y desavenencias, al final del día podían charlar y compartir amenamente. Quizás como las comiquitas de Ralph el Coyote y de Sam el Perro Ovejero, que de 9 a 5 se odian, y al sonar el silbato de fin de jornada son panas, hasta el día siguiente a las 9 otra vez..
Quizás así lo veían ellos y lo veo yo. (No soy ni he sido político y hablo de lo que he visto desde afuera).
De hecho era normal que en las familias existieran los adecos, los copeyanos, y de otros partidos (hablo de adecos y copeyanos por el bipartidismo que existía hace años), y ello no era obstáculo para que compartieran en una fiesta familiar o en alguna celebración.
Eso de contrincantes me recuerda la película de “Papita, Maní, Tostón” que comentaré en otra ocasión, tocando el tema de los “Eternos Rivales”.
Hoy en día no lo veo así. Pareciera que ahora los que compiten en la arena política no son contrincantes, sino enemigos.
Enemigo: Persona que tiene mala voluntad a otra y le desea o hace mal | Conjunto de personas o de países contrarios a otros en una guerra. (DRAE)
He visto amigos separarse, parejas separarse, familias separarse, porque no comparten la misma ideología política. Ya es mal visto que un político de un partido tome un café o unas copas con otro político de otra tolda, que sea invitado a una reunión o celebración. (De hecho, tengo compañeros de graduación que no me hablan por creer que profeso otra ideología política distinta a la de ellos).
Porque “al enemigo ni agua”.
Así no éramos los venezolanos.
Eso convierte al país en un masa dividida en dos pedazos casi iguales (de acuerdo a los últimos resultados electorales emitidos por el CNE): un pedazo de la torta con el 50,61% y otro pedazo con el 49,12%.
Así no éramos hace unos años atrás.
Antes los adecos y copeyanos se toleraban, ahora a los adecos se les busca para freírles la cabeza en aceite.
¿Todo tiempo pasado fue mejor? Al menos desde donde estoy parado si.
(Por cierto, antes que salga alguien a malinterpretar mis palabras, no estoy haciendo una apología a los adecos y copeyanos y no me gustaría verlos de nuevo abrazados y celebrando. Pienso que ya su época pasó y deben abrirle paso a nuevas generaciones).
Escrito por Luis Castellanos