Divorcio Judío
Abraham llama desde Tel Aviv a su hijo Isaac que emigró a Nueva York y le dice:
– Lamento arruinarte el día, pero tengo que informarte que tu madre y yo nos estamos divorciando, cuarenta y cinco años de sufrimiento es suficiente.
– Papi, ¿de qué estás hablando? ¡Y justo antes de las fiestas!, grita el hijo.
– No podemos soportar seguir viéndonos, le contesta el padre. Estamos hartos el uno del otro, y estoy cansado del tema, así que es mejor que tú llames a tu hermana Isabel en Chicago para contárselo; y cuelga el teléfono.
Desesperado , el hijo llama a su hermana quien explota en el teléfono:
– ¿Cómo que se están divorciando? ¡Yo me voy a hacer cargo del asunto!
Inmediatamente la hija llama al padre y le dice:
– ¡Ustedes no se van a divorciar! No hagan nada hasta que yo llegue. Ahora mismo vuelvo a llamar a mi hermano y vamos los dos para Tel Aviv. Hasta entonces no hagan nada ¿Te has enterado bien?
El padre deja el teléfono, mira a su esposa y le dice:
– Muy bien María, todo ha salido perfecto… Los dos vienen para las fiestas y… ¡¡¡¡se pagan los billetes…!!!!