Manuel Gómez Sabogal
Lo que escribo en esta nota, me surgió de repente. No con base en estudios o porque alguien me dijo que escribiera sobre el tema. Tampoco soy erudito en estudios sobre Dios. Sé que Dios existe y eso me basta.
Aprendí muchas cosas, pero al abrir los ojos ante muchas situaciones, me di cuenta que los hombres tenemos demasiadas fallas y por eso, somos seres humanos, porque cometemos errores todos los días.
Asistir a una celebración eucarística es para mí algo muy especial. Me concentro y oro interiormente. Me quedo sentado en casi toda la celebración, porque no estoy hecho para levantarme, sentarme o arrodillarme como si fuera un autómata.
Reconozco que no me confieso desde hace muchos años. La última vez que lo hice, fue directamente con Dios en la UCI de la clínica Comfenalco en Pereira. Hablé con Él y le pedí perdón por todo lo malo de mi vida. Él sabe que soy humano, demasiado humano y qué me gusta o me disgusta. Sabe que estoy en un mundo donde todo está cada día peor.
Cuando los médicos pensaron que yo me iba y le dijeron a mi familia: “de hoy no pasa”, Dios, ese Dios en quien he creído siempre, me dejó aquí.
Recuerdo que, cuando pude recuperarme un poco, al mes de haber salido de la UCI, le dije a mi familia que me llevara a la celebración eucarística. Era un domingo a las 11 de la mañana. Al llegar, sentí que muchas de las personas que allí estaban, se acercaban a abrazarme. Lloré de la emoción.
Empezó la celebración eucarística y al momento de “la paz sea con vosotros”, hubo muchos abrazos y lágrimas de mi parte. Al final, el sacerdote se arrimó y nos abrazamos. Hubo aplausos de todos.
Sentí que Dios me había dado un nuevo comienzo. Por eso, esta nota la escribo desde el fondo de mi alma.
Dios no está muerto, pero cada día lo matamos. Si alguien dijera “allí está Jesucristo, el enviado de Dios, predicando”, estoy seguro que alguien va a enviar un sicario inmediatamente.
Dios no está muerto, pero en un país lleno de corrupción, violencia en todos los sentidos, no hay caso.
Dios no está muerto, pero la tasa de suicidios aumenta cada día. Las masacres, los odios, todo está conspirando día a día en este país para que no exista la paz. Y la paz no se da, mientras no haya paz interior en cada uno.
Dios no está muerto, pero desde hace unos años, este país va de mal en peor. Lo sabemos, pero nada hacemos para cambiar. Debemos cambiar nosotros para que los demás puedan hacerlo.
Dios no está muerto, pero ahora pululan iglesias, sectas y garajes donde todos oran y piden a Dios que haya paz y amor, pero no aman, ni sienten lo que dicen o leen en la Biblia. Algunos memorizan y recitan diferentes versículos y se refieren a los evangelios o tratan de explicar algo que no entienden.
¿Dónde está Dios? Aquí, pero está triste por todo lo que sucede. Dios está triste y la culpa es de todos. Predominan el odio, el rencor, el egoísmo, la envidia. Necesita el mundo demasiado amor, palabra que se perdió.
Dios está con todos, aunque muchos católicos y cristianos lo nieguen siempre.
Dios no está muerto, pero los ateos hacen todo mejor, callados y sin odio. Hay ateos adinerados que ayudan, comparten y dan amor a los demás. Hay ateos en muchas partes y son mejores que católicos y cristianos juntos. Los ateos no creen en Dios, pero creen en sí mismos y son mejores cada día. Dan ejemplo de vida a muchos de quienes oran o se saben la Biblia de memoria.
A mis amigos ateos y agnósticos los quiero y admiro. Sé que son así y nada impide que seamos amigos.
”No creo en Dios, no lo necesito y además soy buena persona”
José Saramago
“No soy un ateo, un ateo es también un creyente. Cree que Dios no existe, ¿no es cierto? Soy un agnóstico, más bien, si es que soy algo. Alguien que se declara perplejo, incapaz de creer que Dios exista o que Dios no exista.”
Mario Vargas Llosa.
Conocí a una señora, doña Irma Zapata, porque fui a preguntarle por algo. Recelosa, porque no me conocía, me dio el dato que necesitaba y al final le pregunté: – ¿Dónde está Dios? Y me respondió: En los corazones.
Eso falta. Que Dios esté en todos los corazones…
Excelente artículo de Dios para mí existe y me fortalece, mantengo la fe y hago que otros la tengan.
Amén. Muchas gracias por tu comentario, Roger. Y feliz cumpleaños!!!!!