La mejor parte de tu cerebro sabe a la perfección cómo gestionar mejor tu tiempo en el trabajo, pero se apodera de ti una necesidad primitiva, al parecer incontrolable, de hacer lo opuesto.
Sabes que cuando te piden encargarte de ese proyecto nuevo deberías decir que no, pero dices que sí. O sabes que tu jefe dijo que tu informe estaba bien, pero trabajas hasta la medianoche perfeccionándolo. O simplemente estás atascado, deseando poder hacerlo mejor (pero sin estar seguro de que intentarlo será útil) así que no haces nada.
Si te sientes frustrado con tu conducta aparentemente irracional, el meollo del asunto quizá resida en una programación inconsciente conocida como “estilo de apego”. Tu estilo de apego determina cómo te relacionas con otras personas, en especial en situaciones que provocan estrés.
Los debates acerca del estilo de apego por lo general surgen en relación con el vínculo entre padres e hijos o entre parejas sentimentales, pero en mi trabajo como asesora de gestión del tiempo he visto que las personas también pueden “apegarse” de formas diferente en el lugar de trabajo. A continuación, te explicamos cómo identificar tu estilo de apego y cómo controlar la gestión del tiempo.
Apego ansioso preocupado
A los individuos con el estilo de apego ansioso preocupado los motiva el miedo a molestar a los demás. Este enfoque con base en el temor deriva en conductas contraproducentes, por ejemplo, lidiar con la necesidad de revisar el correo electrónico constantemente para asegurarse de que todo está “bien”.
¿Cómo saber si este es tu estilo?
Si tú funcionas con base en el apego ansioso, tendrás por lo menos dos problemas importantes para gestionar el tiempo. El primero consiste en que tu atención estará secuestrada siempre que percibas una “amenaza”. Sentirás un sesgo negativo pensando que seguramente el correo electrónico del cliente es una queja y que la falta de reconocimiento de parte de tu jefa significa que ya está buscando tu reemplazo. Aunque es probable que estos pensamientos estén sustentados, también es probable que no sean verdad, pero tu cerebro ansioso se apresura a sacar conclusiones negativas y se obsesiona con ciertos problemas hasta que estos se resuelven.
El segundo problema de gestión del tiempo consiste en tener una grave alergia a establecer límites. La idea de decir que no te resulta aterradora.
¿Qué hacer al respecto?
Para mejorar tu gestión del tiempo, necesitarás tranquilizar tu sistema nervioso para salir del modo de lucha o fuga cada vez que ocurre algo en el trabajo.
Las mejores estrategias de relajación incluyen pensamientos positivos y apoyo de tus pares. En cuanto a los pensamientos positivos, estos podrían ser algo como “Esperemos a ver qué sucede” o “Todo saldrá bien”. Si sigues sintiéndote inquieto, podrías pedir ayuda para liberar tu mente lo suficiente para seguir adelante. Eso podría requerir atender el asunto de forma directa con un cliente o colega, o hablar con una persona externa que te brinde confianza.
En lo que respecta a establecer límites, puedes comenzar con algo sutil como no revisar el correo electrónico después de que sales de la oficina. De esta manera no necesitas decir “No, no puedo hacerlo esta noche”. Simplemente no estarás enterado del asunto hasta el día siguiente.
Apego desdeñoso evasivo
Las personas con actitud desdeñosa evasiva en el trabajo suelen pensar que son inteligentes y que el resto de la gente es tonta. Bueno, tal vez no tonta exactamente, pero, en definitiva, no tan inteligente como ellas. Es muy probable que sean ellas quienes deciden lo que harán e ignoran los deseos de los demás. Esto deriva en conflictos y desconfianza. Esta desconfianza puede provocar que otros traten de controlarlos y monitorearlos excesivamente, lo cual las molesta aún más y aumenta las probabilidades de que desprecien las intervenciones de los demás.
¿Cómo saber si este es tu estilo?
Quienes te rodean consideran que tu mayor problema en cuanto a gestión del tiempo es que no cumples con las fechas límite y que no realizas las tareas que ellos consideran más relevantes.
Desde tu perspectiva, el mayor problema de gestión del tiempo suele ser trabajar hasta tarde. Las horas extra surgen con frecuencia cuando te obsesionas con trabajar en un proyecto en particular a la perfección. O pueden presentarse porque deseas trabajar primero en lo que consideras importante y luego en lo que piden los demás.
¿Qué hacer al respecto?
Para realizar un cambio, debes empezar por reconocer que quizá los demás tengan razón. Es probable que no concuerdes con sus prioridades o que pienses que sabes más al respecto, e incluso podrías pensar que el trabajo es tonto.
Pero si quieres tener mayor éxito, que otros te controlen menos y trabajar menos horas, habrá ocasiones en las será de beneficio escuchar lo que otras personas dicen o hacen. Para lograr este cambio, podrías necesitar trabajar de manera consciente en tu inteligencia emocional, incluyendo reconocer que una idea distinta a la a la tuya no necesariamente está equivocada y que hay cierto valor en trabajar de manera armoniosa con los demás.
Apego temeroso evasivo
“Atascado” es la palabra que define mejor a aquella persona con apego estilo temeroso evasivo. Tienen el mismo miedo de los que tienen el apego ansioso, mas no la confianza de que pueden hacer las cosas bien. Una persona con apego ansioso abrirá de inmediato un correo electrónico potencialmente “amenazante” y responderá lo más pronto posible para evitar el peligro. Alguien con apego temeroso evasivo verá el correo electrónico, se volverá loco y no lo abrirá jamás. No leer el correo crea un temor paralizante agravado. Temen tanto a los malos resultados que jamás descubren si se trataba del correo de un cliente que le enviaba información pertinente o una lluvia de diatribas.
No confían en sí mismos ni en el sistema, así que en su trabajo cotidiano hay un trasfondo de “¿para qué intentarlo siquiera?”.
¿Cómo saber si este es tu estilo?
Sueles pasar la mayor parte del tiempo en un estado de agobio porque le temes a todo y no crees tener el poder de hacer nada respecto a tus miedos (mucho menos de ocuparte del trabajo que también se está acumulando). Esto hace que intentes evitarlo todo y que huyas, que te pierdas en las redes sociales, que intentes organizar tu escritorio una y otra vez, y que pienses constantemente cómo explicar que no has hecho tu trabajo.
¿Qué hacer al respecto?
Si te identificas con este patrón, necesitarás una estrategia de dos frentes. El primero consiste en reducir tu respuesta temerosa. Prueba algunas estrategias de relajación que sugerimos para quienes tienen un estilo de apego ansioso, como el pensamiento positivo y el apoyo de tus colegas o amistades.
Luego deberás actuar para lograr cumplir con tu trabajo. Establece tus metas. Podrías comenzar por abrir cada día un correo electrónico que te dé miedo, o por trabajar durante quince minutos en un proyecto que has evitado durante varias semanas… o más. Serán pequeños avances en los que te darás cuenta de que puedes hacer algo que no acabó contigo y esto te guiará a lograr un éxito mayor más adelante.
Apego seguro
Quienes tienen un estilo de apego seguro en el trabajo aceptan las tareas tal como se presentan, hacen lo que pueden y atienden los problemas que surgen con desenvoltura. Trabajan duro y no temen decir que no cuando creen que deben hacerlo. Se saben capaces y confían en que los demás les responderán bien.
¿Cómo saber si este es tu estilo?
Por lo general te va bien cuando se trata de gestionar tu tiempo. Te sientes cómodo al establecer prioridades y pedir ayuda cuando la necesitas. También te sientes cómodo estableciendo límites sanos y rechazando propuestas cuando es necesario, además de que no te involucras en conductas basadas en el miedo.
¿Qué hacer al respecto?
Si tienes un estilo de apego seguro en el trabajo, es probable que gestiones bien tu tiempo y tengas un equilibrio sano entre tu vida laboral y tu vida personal. Sigue así pero también mantente alerta. Solicita retroalimentación de forma habitual de forma que, si hay algo en lo que debas trabajar, puedas hacer algunos cambios. Además, si ves que hay algo fuera de lugar, por ejemplo, un gran retroceso en la calidad de comunicación con tu superior, no lo menosprecies pensando: “Ay, quizá solo está estresada”. Dale seguimiento, ya sea en persona o por correo electrónico diciendo: “Me di cuenta de que nuestra comunicación no es tan buena como antes. ¿Acaso hice algo que haya motivado ese cambio?”.
Aunque el estilo de apego no es el único factor que influye en la forma en que gestionas tu tiempo, podría ser una parte fundamental, en especial si con frecuencia te sientes obligado a hacer algo contrario a lo que “sabes” que debes hacer. Al igual que en el estilo de apego en la vida personal, el estilo de apego en el trabajo puede variar dependiendo de la situación o la circunstancia. En un trabajo o con una persona o proyecto en particular, podrías presentar un estilo de apego ansioso y, en otras circunstancias podrías tener características más acordes con el apego seguro. Sin importar dónde te encuentres, para mejorar cómo gestionas tu tiempo debes identificar qué estilo de apego tienes y tomar las medidas necesarias para resolverlo.
Vía New York Times