¿Has pesado en el significado de este espacio?
Muy seguramente cada ser tiene su propio concepto dependiendo de su experiencia.
En lo personal hoy lo considero el más agradable espacio para mi propio descanso. Un encuentro con mi yo interior, mis emociones, mis anhelos, mis deseos, mis expresiones, mis sueños y por qué no, hasta mis frustraciones. Un lugar para revaluar mis acontecimientos del pasado y el presente. Para encontrar nuevos caminos y buscar nuevas opciones, para analizar sucesos y encontrar soluciones.
Desde cuando tengo memoria y sin saberlo, ha sido el refugio más seguro que había tenido.
Digo había, por que un día alguien se inventó que también era para compartir con la pareja. He ahí el dilema. Cuando compartes tu lecho, deja de ser ese espacio maravilloso y seguro, para debatirte en un mar de acontecimientos diversos, que en ocasiones pueden ser maravillosos y en otras una tormenta de diferentes emociones que van y vienen como un volcán en erupción. Pues cada persona llega igualmente cargada de experiencias positivas y negativas a nuestras vidas, según sea su historia vivida. Si le sumamos las emociones y sentimientos que se originan en la convivencia, al concluir el día sólo se quiere estar con uno mismo. Pero las normas sociales obligan asumir hechos que terminan empeorando la situación, sumado esto al comportamiento de quien está a su lado, termina siendo una completa pesadilla; la noche se hace eterna, dolorosa, fatigante y bastante agobiante. Es como dormir con su peor enemigo. Esto me ha hecho apreciar el invaluable tesoro que posee este espacio. No se justifica que lo alteren, vulneren o estropeen. La experiencia de vida me ha enseñado que no es sano para nadie converger en el mismo lecho, pues hay un sinnúmero de manifestaciones físicas y emocionales que lo hacen tan privado, como para liberar todas tus tensiones y finalmente descansar plácidamente.
Creo en la posibilidad de acordar con sensatez y libertad, sin mitos ni apegos, el descanso en habitaciones separadas. Las relaciones tenderían a echar raíces sólidas, las dificultades podrían resolverse con mayor probabilidad, no incrementarían los odios, resentimientos, ni la dimensión del problema. El lecho sería sólo, para los encuentros de amor y de disfrute en pareja.
Dormir aislado, implica poder analizar y resolver tus conflictos, visualizar sus proyectos y sobre todo encontrarse consigo mismo, para al final poder descansar y dormir plácidamente.
Todo esto haría menos efímero los sentimientos hacia el otro, mejorarían los encuentros, la salud y la fatiga. Pues nada más importante que recuperar energía para el nuevo día.
La resignación de compartir el lecho, termina siendo un verdadero Karma para quien lo vive.
Si eres de las pocas personas que disfrutó o disfruta plenamente el tiempo compartido en pareja, sin afectar la relación y sin haber llegado a la costumbre o la resignación, mis respetos y admiración.