Hay una frase muy bella y que muchas veces utilizamos, esa frase es algo que dice lo siguiente:
“Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio, entonces no hables”.
Esto no es más que la interpretación misma del “tiempo”, sí el famoso tiempo, que todos mencionamos a cada rato en nuestras vidas. Mucho de nuestro tiempo lo utilizamos tanto para callar (muy pocos) y otro para hablar (la mayoría).
Lo que hemos pensado es que nunca sabremos hablar en el buen sentido de la palabra si no hemos aprendido realmente a callarnos.
Cuando guardamos silencio, somos dueños de nuestra propia historia, podemos evitar herir con palabras ofensivas y nos sentimos más seguro a la hora de tener nuestra oportunidad; en cambio cuando hablamos sin haber guardado silencio previamente, nos derramamos y dispersamos en un discurso sin fondo, sin salida. Es de sentido común hablar poco y decir siempre cosas razonables, pero es muy difícil hacerlo, más no imposible. El silencio es necesario en muchas ocasiones, pero siempre hay que ser sincero; se pueden retener algunos pensamientos, pero no debe disfrazarse ninguno de ellos, con la gran excusa, de mejor callar, antes de decir algo no deseado.
En el amor también hay formas de callar sin cerrar el corazón; de ser discreto, sin ser ofensivos y duros; de ocultar algunas verdades, sin cubrirlas de mentiras; ésta última es muy difícil, es de cobardes mentir…
No es “no hablar”, no es no decir nada, cuando hablo del silencio como tal, porque entonces imagínate, no habría una comunicación y sin ella no es posible solucionar nada en esta vida; se trata de un silencio oportuno o prudente, cuando se sabe callar en ciertas ocasiones, pero para pensar; no para perder el tiempo, no para cansar al que con tanto esfuerzo habla, para tratar de resolver un problema o dar una explicación con la intensión de aclarar y satisfacernos.
Este silencio nos ayuda a meditar y a no caer en palabras ofensivas que quizás no podamos borrar las heridas que dejemos en los demás, pero si podemos evitar el dolor de esas heridas, que solo queden cicatrices, pero no dolor, recuérdalo!; es imposible, olvidar lo pasado, pero si se puede recordarlo sin sufrimiento.
No permitamos ser personas que no se dignen a responder a quien nos habla con cariño, o quien espera que opinemos sobre lo que esta discutiendo; no miremos con frialdad o con orgullo a quien amamos y por miedo no lo vemos; seamos discreto al hablar y aprendamos a hablar con silencio…
Adela Tannous