Por Andrés Macías Samboni
El pensamiento crítico es una habilidad esencial que todos deberíamos desarrollar. Nos permite analizar y evaluar de manera objetiva y racional la información que recibimos, así como cuestionar y examinar nuestras propias creencias y suposiciones. En este sentido, se puede argumentar que el pensamiento crítico es fundamental para acertar en la toma de decisiones, sin importar quién sea la persona.
Un estudiante, por ejemplo, en la búsqueda de información sobre un tema cualquiera, al tener conocimientos previos sobre el mismo, debe seleccionar entre tantas opciones, la que más completa esté. Aquí es importante saber las fuentes confiables de información, como son Google académico, artículos de revistas científicas, publicaciones gubernamentales, libros de referencia y sitios web de organizaciones académicas o sin fines de lucro, entre otras.
Cuando tomamos decisiones, estamos enfrentando una serie de opciones y debemos elegir la mejor. En este proceso, el pensamiento crítico nos permite evaluar de manera adecuada las diferentes alternativas. Nos ayuda a considerar todos los factores relevantes, investigar y buscar información adicional si es necesario, y analizar los posibles resultados de cada opción.
En este sentido, Scriven y Paul (1992) afirman que el pensamiento crítico es un proceso intelectual, disciplinado y activo que desarrolla habilidades como la conceptualización, aplicación, análisis, síntesis y/o evaluación de información, experiencia, reflexión, razonamiento o comunicación. En otras palabras, el pensamiento crítico implica la aplicación de un conjunto de habilidades y herramientas intelectuales para analizar, evaluar y resolver problemas de manera efectiva. Un ejemplo de esto sería el análisis crítico de un argumento, donde se identifican y evalúan los supuestos, las premisas y las implicaciones del argumento para llegar a una conclusión coherente.
Asimismo, el pensamiento crítico nos enseña a no aceptar información de manera pasiva, sino a analizarla y evaluarla antes de formar una opinión o tomar una decisión. Nos permite considerar diferentes perspectivas y puntos de vista, incluso aquellos que pueden ser contrarios a nuestras propias creencias. Esto nos ayuda a evitar el sesgo y a tomar decisiones más informadas y equilibradas.
Además, el pensamiento crítico nos permite cuestionar nuestras propias suposiciones y sesgos personales. Todos tenemos nuestras propias creencias y formas de ver el mundo, pero el pensamiento crítico nos empuja a examinar estas creencias y estar abiertos al cambio si hay evidencia que lo respalda. Esto nos permite ampliar nuestra perspectiva y considerar nuevas ideas y enfoques.
La idiosincrasia del pueblo latinoamericano, a mi modo de ver, es un poco “cerrada” y conservadora en términos de novedad y cambio, así que nos causa dificultad comprender nuevos paradigmas que el mundo de hoy nos presenta y que se hace necesario transformar, de ahí que resulte fundamental ser receptivos frente a diversos pensamientos y practicas sociales que antes no se concebían en los ámbitos afectivos, culturales, económicos, religiosos y comunicativos.
Finalmente, el pensamiento crítico es una herramienta valiosa para la toma de decisiones. Nos ayuda a analizar de manera objetiva y racional la información, considerar diferentes perspectivas y cuestionar nuestras propias creencias. Al desarrollar esta habilidad, somos capaces de tomar decisiones más informadas y acertadas en cualquier situación. Sin embargo, es importante recordar que el pensamiento crítico no es infalible y que siempre debemos estar dispuestos a seguir aprendiendo y ajustando nuestra forma de pensar.