Gracias a Luis Fernando López, estudiante del Sena, por ser honesto, sencillo, humilde y gran persona. Gracias porque mis amigos tienen toda la razón, cuando me escriben:
Alex Gonzalez: Manolo, si no confiamos en la gente, que le puede esperar a la sociedad, aún creo que somos más los buenos.
Yahaira Uno: Y leyendo tu comentario, veo que somos ¡muchos más! Hay que tener esperanza…
Liliana Páez López: Sí. Todo bien. Confía. Confía. Hace unos días, mi esposo extravió sus papeles (cédula, tarjeta profesional, tarjetas débito y crédito, pase y otros), esto ocurrió en calarca. Cinco días después, alguien llamó y aparecieron en Armenia, barrio la unión, algo tensa la entrega, pero un hombre llamado Richard, si ninguna explicación, los devolvió. Agradecimos con una buena recompensa. Toda la carreta para decir, confía. Confía.
Fernando Ríos Muñoz: Fernando es mi nombre. Ríos Muñoz mis apellidos. Mi tocayo que cumpla y quedamos bien todos con Manuelito.
Francisco J. Peñuela Patiño: Todavía existe gente maravillosa.
Javier Pareja: Después del abrazo que venga la recompensa $$$$$$$$$$$$
Nora Quevedo: Los honestos, somos más Alcalor Deuncafé estas son las actitudes a multiplicar.
Yo había escrito: Dios quiera que no me equivoque y que hoy, Fernando me diga: «aquí está su celular».
Aunque tengo un amigo que me dice que soy muy confiado y que le creo a todo mundo. Que no debo ser así, porque salgo muy engañado.
Creo que Fernando hará lo suyo y como prometió anoche, hoy sábado nos veremos. Y nos vimos. Fue un momento muy especial.
Me alegré, no porque apareciera mi celular, sino porque encontré un ser humano honesto, sincero y que creo, aprendió lo que es ser honrado, en su hogar.
Mi amigo no tiene la razón. Pude comprobar que la honestidad no tiene precio. Aunque le di una buena recompensa, no era eso lo que interesaba. Era comprobar que existen personas, seres humanos que son increíbles y en quienes se puede confiar.
Luis Fernando tenía clase y decidí pedirle a su profesora que me dejase decir unas palabras en el salón donde estudian Luis Fernando. Lo hice y lo abracé, porque merece uno y mil abrazos de todos.
Mi promesa es que, mientras yo pueda ayudar a Luis Fernando, lo haré. No quiero preguntas al respecto, pero esa es mi idea. Luis Fernando es un ejemplo para todos. Gracias muchacho por ser así.
Si muchos políticos se dieran cuenta de que existe esta clase de personas, serían más correctos…
Manuel Gómez Sabogal | manuelgomez1a@gmail.com