Por Manuel Gómez Sabogal
Cómo pasa el tiempo, cómo se van los años. Sin embargo, mi querida amiga Lucía, qué alegría saber que estás con nosotros y que has formado una gran familia. Que eres ejemplo como mujer, esposa, madre y abuela.
No es fácil, en esta época, decir a los cuatro vientos que tenemos una familia. Porque las familias se han desunido, no existen, están separadas.
Imaginamos que deseaste tener un hijo. Pero son varios, quienes han valorado tus sacrificios y todo ese amor de madre que día a día les entregas. Has sabido su respuesta. Han valorado cada sonrisa, cada mirada, cada abrazo y cada beso que les das.
Esta celebración es muy importante. Todos están aquí. Todos saben que eres muy especial y entregada a tu hogar, a la familia, a la gente. Todos saben que valoras a las personas y por eso, el cariño también se te entrega.
Saben también que hay otros amigos que también te quieren. Esos con quienes te formaste y con quienes en ocasiones te reúnes. Algunos están lejos, otros pueden estar cerca, pero ellos siempre están contigo. Ellos también hacen parte de esta celebración, porque saben que este día es inolvidable. Hoy, te pueden llamar o te escriben alguna nota, pero no te olvidan.
Que estos primeros años representen para ti un cúmulo de experiencias positivas y, antes que nada, tus hijos las toman como enseñanza en sus vidas. Porque cada consejo, cada palabra, cada frase tuya, han sido muy especiales.
Recuerdo a Santiago Gamboa con algunas de sus geniales frases: “Las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto. Hoy tienen cuarenta y pico, incluso cincuenta, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y, sobre todo, endiabladamente seductoras, esto a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitanea sus muslos, pero que las hace tan humanas, tan reales. Hermosamente reales.
¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación! Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de Los Beatles, de Bob Dylan… Herederas de la «revolución sexual» de la década del 60 y de las corrientes feministas que, sin embargo, recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción. Jamás vieron en el hombre a un enemigo a pesar deque le cantaron unas cuantas verdades, pues comprendieron que emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico cuando este, trágicamente, se acaba, y decidieron pactar para vivir en pareja, esa forma de convivencia que tanto se critica pero que, con el tiempo resulta ser la única posible, o la mejor, al menos en este mundo y en esta vida”.
Querida Lucía, gracias por tantas cosas bellas. Por haberte casado con “Niño débil”, aguantarlo tanto tiempo y por hacer feliz a tu familia. Gracias por ser como eres.
Querida Lucía, queremos decirte ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! Y te queremos mucho.