Por Manuel Gómez Sabogal
En estos días, estaba revisando Twitter y me encontré con una imagen que me trajo inolvidables recuerdos.
Esta a la cual me refiero, se llama “Los dioses deben estar locos”, una película maravillosa y gran comedia de 1980.
Y como dice en la imagen, todo empezó por una botella. Gracias a la misma, hicieron un guion interesante y lograron sacar no solo sonrisas, sino risas a granel. Estoy seguro que sucedió en cada país donde se vio ese filme de 1980.
“Un piloto de una avioneta que sobrevuela el sur de África bebe una botella de Coca-Cola y cuando acaba la lanza por la ventanilla. El recipiente cae en el desierto de Kalahari cerca de Xi, un nativo de la tribu de los Bushman, quienes viven aislados de la civilización y mantienen sus costumbres ancestrales. Ajeno a la procedencia real del objeto, como lo ha visto caer del cielo, Xi considera que se trata de un regalo de los dioses, por lo que lleva la botella vacía a su poblado, donde se convierte en un símbolo que siembra la discordia. Xi debe entonces emprender un largo viaje hasta el confín del mundo para devolver el recipiente a los dioses. De este modo entra en contacto con el extraño hombre blanco, cuya presencia en la zona obedece a intereses militares, como los representados por un grupo revolucionario, o los más pacíficos, encarnados por un microbiólogo y una profesora”.
Una película de humor sencillo, simple y agradable, Seguir las peripecias del protagonista fue lo mejor en cada una de sus diferentes escenas.
Queda para la memoria que esta película, aunque fue de bajo presupuesto, recaudó más de 100 millones de dólares en todo el mundo, pero como su protagonista y estrella principal era desconocido, recibió 2000 dólares como pago por su actuación.
“Antes de su muerte, en 1996, el director y productor Jamie Uys complementó esto con un adicional de $20,000, así como un salario mensual para retribuir su valiosa colaboración. N!xau murió de tuberculosis en 2003 a sus 59 años, en su país, Namibia”.
Y hoy, los dioses deben estar locos, pues, sin necesidad de una botella, muchas personas, en las redes sociales, siembran la discordia y la guerra es de todos contra todos, porque no importa sino el odio.
Los dioses deben estar locos, porque los celulares no acercan, sino que alejan a las personas.
Los dioses deben estar locos, porque muchos de mis amigos también andan más perdidos que embolatados en un mundo donde no hay mucho cuerdo. Claro que prefiero a algunos de mis amigos así. Es mejor que sean loquitos, escritores, poetas, músicos, cantantes, boleristas, que tengan de todo un poco… Definitivamente, los dioses deben estar locos…