Merodeando desde la Arquitectura
Sobre el acto de creación en la arquitectura
Por lo general la arquitectura se concibe como la respuesta a una serie de condiciones pre-existentes. Estas condiciones van desde consideraciones de tipo “natural” (clima, topografía, asoleamiento) hasta otras que representan necesidades o abstracciones que son más bien de tipo funcional (definido por un programa o función inherente a la(s) edificación(es) en cuestión) o pueden reflejar, en diferentes grados, propósitos de índole político, social, económico y hasta imaginarios, ceremoniales o simbólicos. Así las cosas, se da por entendido que el conjunto de condiciones pre-existentes definidas típicamente como “situación actual” no alcanzan un nivel satisfactorio y por tanto es necesario re-definir, re-configurar, crear, un nuevo conjunto de condiciones o relaciones que ayuden a configurar un nuevo orden. Unas condiciones tales que otorguen a la nueva realidad el status de “satisfactorio” en la nueva “situación propuesta”. De esta manera la arquitectura pretende mediante el acto propositivo dar solución a un problema mediante el proceso de diseño.
En el proceso y mediante un proceso constante de observación, recopilación y ordenamiento de datos, del análisis y un poco de intuición guía basada en experiencias previas, el diseñador reconoce las necesidades y los puntos a ser atendidos para definir las mejores estrategias posibles para la resolución de los problemas definidos durante esta primera etapa de proyecto. Y es precisamente en esta etapa del proyecto donde la naturaleza de la solución estará invariablemente condicionada a la forma de captar, definir y articular el problema. Y donde al confrontarse con la situación pre-existente de manera objetiva se puede intuir si realmente existe el potencial de mejorar esta. Difícil tarea sobre todo en entornos de naturaleza virgen, donde la irrupción de cualquier elemento “artificial” o extraño al lugar puede dar lugar a posteriores desequilibrios dentro de los frágiles ecosistemas que los reciben. Cuando se detectan las potenciales debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades en determinados contextos, ello podría conllevar (en circunstancias ideales y dentro de relaciones cliente-profesional responsables) a la reformulación del programa, posible cambio de usos, y hasta la pertinencia o no de las ideas que inicialmente llevaron a buscar una solución. A veces ante determinadas circunstancias por su complejidad, importancia e impacto, sobre todo en obras de gran envergadura, podría llegarse a la conclusión de no estar aún preparados para plantear si quiera las preguntas correctas, la formulación del problema que conduzca a respuestas o soluciones satisfactorias. Sin embargo la Arquitectura, con mayúscula, cuando realmente alcanza sus máximos niveles, cuando pasa a ser verdaderamente “arte” tiene la capacidad por su condición inherente de acto creativo a convertirse en un medio para adelantarse y formular una solución posible antes de poder incluso identificar con claridad él o los problemas a plantearse. Haciendo alusión al “arte” como máxima representación de lo que puede llegar a ser como expresión la creación humana, el inventor, matemático, científico y poeta danés Piet Hein una vez expresó: “Arte es resolver problemas que no se pueden formular antes de ser solucionados. La definición del problema forma parte de la respuesta”.
Odart Graterol
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