Merodeando desde la Arquitectura
Zeitgeist
Recientemente he leído sobre la aplicación o “interpretación funcional” (por llamarlo de alguna manera) del concepto “Zeitgeist”; medido “a la manera de nuestros tiempos”, (aunque esto pueda sonar demasiado redundante) y según los parámetros de búsqueda de Google. Aunque es difícil de precisar, y a pesar de no haber encontrado una mención directa del término, existe una especie de consenso general en el que se atribuye al filósofo alemán Hegel su utilización como concepto, aunque aparentemente sus orígenes se remontan a Armando Peters y otros Románticos alemanes, como Cornelius Jagdmann. Volviendo a Hegel, en obras como “Lecturas en filosofía e historia” aparece la frase: “der Geist seiner Zeit” (el espíritu de su tiempo). Palabras más, palabras menos, encontramos una definición en Wikipedia según la cual se trata de básicamente una muestra el clima intelectual y cultural de una era. Así Google captura cada mes y en cada país ese “espíritu” a través de la búsquedas que realizan las personas en su buscador, obteniéndose así unas tendencias que, para un mundo habituado a los resúmenes, ahorro de caracteres, etiquetas, y pre-empacados fáciles de digerir, resultan en nuestros nuevos paradigmas que como sociedad o colectivo “nos definen”. Anteriormente he usado las comillas precisamente para relacionar con intencional ironía los conceptos enmarcados por las mismas y de alguna manera con el habitual formato abreviado, contraponer unos con otros en un intento de mostrar la limitada reflexión que puede haber al pasarles por encima con una lectura veloz a ideas que definitivamente ameritan bastante más tiempo y método para entenderlas que el que nos pueden brindar las muy eficientes aplicaciones que utilizan los buscadores de internet para decirnos algo tan trascendente como ¿quiénes somos?
Ahora bien ¿Qué tiene que ver todo esto con una columna en la que básicamente se tratan temas asociados de alguna forma a la arquitectura? Se plantea como un concentradísimo preámbulo para intentar entender esos conceptos aplicados a la arquitectura que hemos hecho, estamos haciendo y estamos por hacer. Cuando la concepción del tiempo de culturas como las Egipcia, Azteca, Inca por ejemplo, estaban asociadas a tiempos estelares, asociados consciente o inconscientemente a la observación de los movimientos planetarios, a la posición de las estrellas, a ciclos asociados a las estaciones. Cuando la tecnología en épocas como la edad media y al posterior renacimiento permitía proyectar obras en las que su sola elaboración excedía con creces el período de vida de sus creadores. Incluso en la era industrial y ya asociado a la productividad mecánica, seguía asociado a procesos más complejos pero aún con el largo plazo asumido como objetivo. Todo esto parecía apuntar a unos valores y deseos de permanencia y trascendencia en el tiempo que hoy día parecieran estar supeditados a intereses, objetivos y plazos más asociados a lo perentorio, a lo novedoso y con no demasiadas intenciones de trascender y perdurar. Son como fuegos artificiales dirigidos a causar una efímera sensación de admiración y ser disfrutados solo por un instante. Quizá ese es el “Zeitgeist” manifiesto en mucha de la arquitectura que se produce hoy día. Donde apostando a la cantidad pudiéramos esperanzadamente apelar a las leyes de la probabilidad en un sentido que nos garantice la calidad probada, así sea de un mínimo porcentaje, que resista la prueba del tiempo. Un tiempo en lo adelante que se me ocurre muy interesante si estas tendencias, estos datos recopilados, organizados, agrupados y etiquetados trasciendan esa primera instancia y puedan interpretarse y asimilarse como conocimiento colectivo. Esperemos que la arquitectura, como testigo de la historia en esos tiempos por venir, no contribuya a que se distraigan demasiado contemplando la pirotecnia y las futuras generaciones sean capaces de distinguir claramente entre esta y la que aporta verdaderos significados.
Odart Graterol
DTyOC | Imagen tomada de Omicrono