Siempre me han gustado los medios. He estado en estos durante muchos años. No es nuevo para mí.
Mi primera incursión fue escribir columnas para Diario del Quindío, donde era director Hernán Barberi Cano y además, conocí allí a Francisco Arango Quintero. Luego, estuve escribiendo mis columnas para Satanás, un semanario dirigido por Francisco Elías Valencia. Luego en El Quindiano, bajo la dirección de Alberto Duque Ochoa.
Pasé al mismo tiempo a la radio. Mis notas las grababa en un casete y diariamente lo llevaba a don Germán Gómez Ospina y a Miguel A Capacho a la Voz de Armenia.
Después, fui a aprender con Nelson Sabogal Vásquez en Radio Ciudad Milagro y por primera vez en mi vida me incluyó en un programa deportivo de 1 a 2 de la tarde con Uriel Ríos Tamayo. Los domingos al estadio y en semana, la lectura de una columna personal.
Eso me animó a escribirle a Mike Forero Nougués a El Espectador para tener allí “La columna quindiana” sobre el Deportes Quindío. Cada domingo aparecía conjuntamente con columnistas de diferentes partes del país.
Luego, tuve un espacio en Caracol Armenia, los viernes a las 7 de la noche, llamado “Fin de Semana” y en Todelar los domingos en la mañana, “La Universidad al día”.
Mis locuras siguieron, pues inicié la elaboración de una revista al interior de la Universidad del Quindío: “Café y letras”. Una revista cultural de 16 páginas y publicada cada tres meses. Al comienzo, muy bien, pero después, no hubo patrocinio y se cayó el andamiaje. Ahí tuve la colaboración de estudiantes, entre ellos, una agradable e inteligente estudiante, María Gualteros. Inquieta, interesada en la literatura. Nadie siguió con este proyecto
Después, en la Universidad La Gran Colombia, logré implementar una revista bimestral: “Palabra”. Allí escribían grandes personajes del mundo de la literatura. Conté con el apoyo de Katty León Zuluaga, maravillosa mujer, enamorada de la lectura.
Este proyecto duró 14 meses, es decir tuvo 7 salidas con 5000 ejemplares para entrega gratuita. Nadie lo continuó.
Desde enero de 2000 y gracias a que Ariel Ramírez Quintero me motivó a presentar un plan de trabajo, empecé “Rayuela, un programa cultural… ¡Diferente!”, todos los jueves de 7 a 8 de la noche. Una hora con diferentes personajes. Y al día de hoy, van 768 programas.
Los primeros dos años, no hubo interrupción alguna. Luego, cada diciembre terminábamos la segunda semana y hasta la primera de febrero del año siguiente.
Como las locuras no esperan, un día, me contactó Diego Hernán Prieto, director del Centro Audiovisual de la Universidad del Quindío para que le hiciera una entrevista a un profesor en televisión. Ahí nació “Café y Palabra”, pues grabamos al docente, Eddie Polanía quien acababa de publicar un libro y gustó el programa. Luego, invitaron a Danilo Gómez Herrera, periodista deportivo; Christian Muschallik, médico egresado de la Universidad del Quindío, así hasta llegar a 24 programas.
Sin embargo, este proceso concluyó a finales de 2010
Después, el periodista Robinson Castañeda, egresado de la Universidad del Quindío me invitó a que grabáramos un programa con Héctor Rincón, famoso periodista colombiano. Se inició un ciclo espectacular del programa “Al calor de un café”, nombre propuesto por un amigo de Robinson y el cual todavía continuamos grabando.
Ha sido programa en el Canal Zoom y CNC. Así mismo, va a las redes sociales y a YouTube, donde podrán encontrarse más de 220 charlas “Al calor de un café” con diferentes personajes internacionales, nacionales y regionales. El 15 de noviembre de 2017, recibimos el Galardón “Gacetas de Colombia” de la Red de Prensa Colombiana
Así mismo, actualmente también escribo columnas para «De todo un Poco» (Venezuela), Eje Noticias, El Quindiano, Calarca, e Incudeso (México).
Manuel Gómez Sabogal