Pensar está bien; por otro lado, sobre pensar es terrible
Meditar puede calmar la depresión y la ansiedad
Uno de los hábitos más comunes y destructivos que todas tenemos es permitir que algún pensamiento le de vueltas a nuestra cabeza por tiempo excesivo. Esta costumbre se llama sobrepensar y debe su nombre al infinitivo en inglés overthinking.
La persona que piensa demasiado suele anticiparse a las cosas y hacer escenarios de sucesos que aún no ocurren, por lo que siempre está analizando y previendo hasta el grado de llegar a la paranoia.
Una overthinker experimenta mucha ansiedad, tiene problemas para conciliar el sueño, se le dificulta concentrase y no logra vivir al máximo el presente. ¿La razón? Invierte todo su tiempo recordando el pasado y especulando sobre el futuro.
¿Te parecen conocidos estos signos del overthinking? Si crees que has caído en este mal hábito déjanos explicarte por qué se origina: el temor a fracasar o el temor a salir mal librada de las situaciones que se presentan en la vida es el detonante de esta conducta nada sana.
Como existe esa cierta necesidad de control sobre las situaciones y las personas, las overthinkings terminan llevando a cabo un análisis excesivo de la realidad; lo que hace que se sientan muy agobiadas por sus constantes y repetitivos pensamientos.
Además, el pensar de más tiene repercusiones físicas. Al principio es solo estrés e irritabilidad, pero termina convirtiéndose en problemas como gastritis, fatiga, dolores de cabeza y falta de apetito.
Recomendación
No te desgastes en “lo que pudo haber sido” o en el “qué hubiese pasado si” de cada situación. No está de más decirte que siempre puedes recapacitar sobre tus actos, pero no debes permitir que el análisis te provoque parálisis.
Recuerda que no hay nada positivo en torturarse con preguntas como “¿habré sido yo?” o “¿dije algo que no debía?”. Escapa de todas esas interrogantes y vive el momento. Abandona el overthinking.
Vía EME de Mujer