Desde hace tiempo, estamos siendo bombardeados por infinidad de mensajes virtuales y reales que en forma elegante o grosera, explícita o velada, formal o coloquial, expresan el mismo contenido: el mundo es un caos, no se sabe qué va a ocurrir, prepárese, el desastre se acerca, etc.
A su manera no dejan de tener razón, no obstante, no es el caos el verdadero problema, sino la forma y la manera en la cual se observa ese caos ya que eso determinará, en el mismo orden de ideas, la forma y la manera en la cual será enfrentado para vencerlo.
Los gurús Stephen Covey, Bob Whitman y Breck Englanden en su libro-ensayo “Asegurar resultados en tiempos de incertidumbre” (Ed. Paidós- 2011) expresaron que los escenarios empresariales caóticos e impredecibles como el actual causan uno, dos, tres o cuatro impactos en las personas:
- generan fallos en la ejecución de las tareas,
- originan una crisis de confianza,
- ocasionan un pérdida de foco y
- envuelven a las personas en una atmósfera de miedo omnipresente.
Los cuatro impactos anteriores ralentizan todos los procesos de las organizaciones, desmejorando significativamente la calidad de productos y servicios de la oferta, ahuyentando clientes y trayendo como consecuencia el daño, el abandono y la quiebra de los negocios. En razón de lo anterior, un plan de acción inmediata para reducir el impacto del caos debe conducirse para poder maniobrar durante ese período de fluctuación descontrolada de los escenarios. Inicialmente hay que priorizar los objetivos estratégicos de la organización hasta aquellos tres (máximo sugerido) que garantizarían la supervivencia del negocio, seguidamente se procede a ejecutar esas prioridades con excelencia, planteando tareas y procesos claros, con equipos de logro definidos usando un lenguaje concreto y simple. El restablecimiento y avance de la confianza debe buscarse mediante la honra en los plazos, delegar facultades y optimizando la calidad de la información interna y externa, generando transparencia organizacional. Desde el principio se debe planificar para conseguir más con menos en procesos y productos, buscando valorar lo más importante y así potenciar la oferta sin impactar tanto el área de requerimientos e insumos. Final mas no menos importante, para reducir el miedo es necesario conducir acciones para explicar y garantizar la comprensión de la visión de lo que se desea lograr en todos los niveles, estableciendo objetivos motivadores, con métodos y sistemas de información claros que estén focalizados en reducir la incertidumbre en las personas.
Aunque técnicamente pareciera que la receta está lista para resolver todo, el líder empresarial sabe que debe lidiar también con “infecciones” que pueden entorpecer la ejecución de todo lo anterior, como por ejemplo: personas que prometen que van a hacer lo necesario para cumplir el plan y no hacen nada, personas que se ofrecen a hacer mucho y tienen problemas o no saben hacer multitasking, personas escépticas que trabajan con desgano o sin actitud y los pesimistas de siempre. Como sea que estas infecciones se analicen tienen un factor común: las personas. Es necesario emplear un proceso transformacional casi quirúrgico para garantizar el cambio emocional necesario en los grupos de trabajo e inducirlos a capear el temporal de lo inesperado. Habrá que decirles, entre muchas otras cosas y con el estilo pertinente y necesario que para sobrevivir a la tormenta, habrá que subir a cubierta y mojarse un poco o mucho, luchar contra las corrientes y los vientos de cambio, a veces dejarse llevar y ver lo que pasa, pero todo bajo control y monitoreo y además con abnegación y sacrificio, que tarde o temprano, el buen viento y el sol saldrán en algún momento para beneficio de todos.
Jorge Sánchez
DTyOC