Supervivencia de los más ineptos
El Honor ante la Incompetencia
En las relaciones interpersonales cuando los ineptos actúan normalmente son arrogantes, pues lo mismo ocurre en las relaciones internacionales, sólo que en ese ámbito la hipocresía pasa a ser un oficio tan finamente manejado que filtra ese accionar y pocas veces trasciende, salvo que en él estén involucrados eventos de tal envergadura que hasta los medianamente informados se percatan. Pero no todo es tan sombrío, como contrapeso a esa incompetencia suele ocurrir que hay actores que exaltan el honor y logran dar gallardas lecciones de grandeza, ejemplos de ello no abundan sin embargo existen algunos que impactan y que deben ser recordados para realzar la virtud humana por encima de sus vicios.
Existen dos ejemplos que ameritan ser mencionados para evitar que pasen al olvido y al analizarlos nos brindan además la oportunidad de ver que aún cuando los poderosos tienden a subestimar al débil, no siempre se salen con las suyas, estos ejemplarizantes casos son “La Guerra de Invierno” y “La Guerra de Laponia”, por razones de espacio en este artículo daremos un recorrido por el primero de ellos y dejaremos para el próximo “La Guerra de Laponia”.
El 30 de noviembre de 1939, después de un burdo ardid, los soviéticos atacan Finlandia, Stalin en sus cálculos después de lavar sus manos en un aparente rescate de sus conciudadanos (aunque ya había matado millones en sus predios) daba por hecho que en unas dos semanas conquistaría Finlandia, haciéndose del control de importantes regiones que tanto por sus recursos como por su ubicación le daría enormes ventajas estratégicas sobre ese enemigo que en cualquier momento se les venía encima (los Nazis). Pero una bravuconada se iba a encontrar con una férrea resistencia que cambió dramáticamente no sólo el curso de esa Segunda Guerra Mundial, sino el de la historia, entre otras cosas porque gracias a sus consecuencias: Stalin reorganizó sus mandos y su ejército y Hitler se apresuró en atacar la URRSS.
En este lamentable pasaje que el intrépido pueblo finés tuvo que sortear, resalta el término de Guerra Asimétrica y es que resulta abrumadora la ventaja numérica, no sólo en tropas en las que los triplicaban o más, sino en lo concerniente a equipamiento y sistemas de armas, en aviones por ejemplo los soviéticos contaban aproximadamente con 3.380 naves – Finlandia con 114; en cuanto a tanques los soviéticos 3543 – Finlandia 30; pero las estadísticas no tocan el pundonor y fue éste el que permitió junto al conocimiento del terreno, al entrenamiento bajo condiciones climatológicas extremas y a un excelente liderazgo, el que develara a ese gigante con patas de barro que era el ejército rojo. Qué paradoja, cuando hablamos de guerrilla son los comunistas quienes se ufanan de manejarla y explotarla (ver La guerra de guerrillas), pero fueron los esquiadores fineses sin contar ni siquiera con uniformes, quienes infringieron enormes bajas, desorganizaron, desmoralizaron y crearon un caos logístico que llevó incluso al aniquilamiento total de Divisiones de infantería (Batalla de Suomussalmi), ya para terminar resultaría injusto no mencionar entre sus combatientes al mejor francotirador de la historia Simo Hayha (ver Big in Finland). Sobran los bríos y restan las palabras.
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