Supervivencia de los más ineptos
La Guerra de Laponia
Un país atrapado entre dos de los megalómanos más ineptos para hacer el bien, ese es el caso que le correspondió vivir a Finlandia antes, durante e incluso después de la segunda guerra mundial, pero que cada vez que se vio amenazada por semejantes enfermos de poder logró fusionarse por ese noble sentimiento que es el amor a la Patria.
Después de la guerra de Invierno, Stalin no se atrevió a seguir elevando el costo que pagaría su enfermiza ambición por intentar dominar al pueblo finlandés y ofreció firmar un armisticio con condiciones menos gravosas a esa rendición incondicional que su ego le exigía. Pero ese acuerdo además de concesiones territoriales, le imponía a Finlandia expulsar de su territorio a los alemanes sin permitirles llevarse equipos pesados (tanques, artillería, plataforma logística, etc.). Firmado este armisticio, dos días más tarde, el 5 de Septiembre de 1944 cesan las hostilidades con las UURRS y Finlandia rompe relaciones con Alemania, dando un plazo de diez días a sus antiguo aliado para retirar sus tropas del país, plazo que los alemanes no aceptaron y que da inicio a lo que se conoce como la Guerra de Laponia.
En esta corta guerra se dan dos particularidades que valen la pena resaltar, la primera es que se enfrentan dos aliados sin actos previos de traición, experiencia totalmente diferente a aquel pacto también firmado en septiembre pero del año anterior 1943, cuando los americanos firman en secreto un Armisticio con Italia que en pocos días es descubierto por Hitler y éste ordena invadir a su traidor aliado, tema que trataremos en el próximo artículo, porque en él despuntan ineptitudes de tal envergadura que vale la pena indagar y que como siempre generan altos costos y miles de víctimas. En el caso de la Guerra de Laponia hay que mencionar cuál es la visión que se va dando en la opinión pública finlandesa especialmente a partir de los años 60 sobre esa hermandad que hubo entre ellos y los alemanes, al término que se estableció una marcada distancia entre las respetuosas tropas alemanas y los indignos fascistas asesinos de las “SS” a quienes debieron expulsar de su territorio[1].
La otra particularidad es el uso intensivo por parte de los finlandeses de la bicicleta, pero es que su uso encierra a su vez dos factores claves en el desarrollo de la guerra, uno es que los alemanes emulan a los rusos en aquello de la política de la tierra arrasada y al destruir todas las vías terrestres (http://es.wikipedia.org/wiki/Tierra_quemada) obligan al uso de este vehículo. El otro factor es que esos ciclistas que iban tras los alemanes y que lograron expulsarlos con un mínimo de bajas, eran nada más y nada menos que los herederos de aquella unidad de infantería ligera conocida como los Jäger, quienes décadas atrás habían sido entrenados irónicamente por los alemanes, (http://es.knowledger.de/0272202/MovimientoDeJager), pero ahora contaban con un valor adicional que envolvía esas tropas y las hacía altamente eficientes, LA MÍSTICA, la cual era ganada en combate y no en palabras.
Edgar Padrón
DTyOC
[1] RODRIGO, j. (2014) Políticas de la violencia: Europa, siglo xx. Prensa Universitarias de Zaragoza, p.271