A 30 años de Chernóbil y sus miles de héroes
Hace treinta años hubo miles de héroes que se enfrentaron a la catástrofe nuclear de Chernóbil, el detalle está en que para aquel entonces la Unión Soviética con la censura apabullante que los caracterizaba no permitió que se aclarara quiénes fueron héroes y quienes fueron mártires. La improvisación logró potencializar el caos, al extremo que muchas de las acciones que se tomaron fueron contra producentes y hasta letales; los primeros héroes en sacrificarse fueron los bomberos que trabajaban en ese complejo nuclear quienes actuaron prácticamente en mangas de camisa y gracias a su entrega lograron que el fuego no se extendiera, sin embargo lo descomunal de la tragedia obligó al gobierno soviético a convocar a cientos de miles de voluntarios para luchar contra los efectos de ese accidente nuclear, se calcula que cerca de un millón de trabajadores conformaron la variada masa que asumió esa mortal tarea, esos salvadores fueron bautizados como “Los Liquidadores”. Los comunistas son brillantes en dictar consignas y asignar nombres, en su momento esa denominación pudo resultar algo repulsiva, hoy irónicamente se puede decir que son ellos los que están liquidados ya que los pocos que han sobrevivido padecen atroces enfermedades y con una insignificante pensión continúan a la espera de algún tipo de compensación, todo indica tristemente que “Los Liquidadores” no son percibidos como aquellos grandes héroes que sacrificaron sus vidas para salvar su patria y al resto de Europa. La primera y descomunal misión asignada a “Los Liquidadores” fue la de hacer un gran sarcófago para aislar al reactor que había estallado y evitar que siguiera esparciendo su mortífera radiación, pero la imprudencia no dejaba de prevalecer en aquel infierno. «Los trajes de goma y escafandras contra ataques químicos que se emplearon eran apropiados para no inhalar partículas radiactivas y evitar su contacto con la piel, pero de nada servían contra la radiación ionizante gamma», así lo afirmó el Teniente Coronel Nikolái Meshkov médico-radiólogo del ejército soviético quien fungió como jefe del equipo encargado de evaluar los riesgos de irradiación. Era tal la desesperación o el descaro que “el gobierno soviético ofreció permutar los dos años de servicio militar obligatorio por dos minutos trabajando en el reactor. Muchos soldados aceptaron”. Por supuesto que hay escritos y reportajes en los que “Los Liquidadores” son presentados como un conjunto de especialistas y profesionales expertos en áreas afines a la industria nuclear y que todos estaban al tanto de los riesgos que corrían, incluso hay quienes afirman que todas las tropas empeñadas eran soldados formados en guerra química y nuclear. En todo caso nadie critica y mucho menos desestima a quienes dieron sus vidas en tan aciago accidente, más allá de que hayan sido expertos o no, de que estaban conscientes de los riesgos o no, lo que sí hay que examinar es a esa dirigencia que en aras de una paranoica seguridad nacional manejó la crisis bajo un manto grisáceo de censura y secretismo sacrificando eficiencia y con ello vidas humanas.
Todos “Los Liquidadores” están simbolizados en un emblemático caso que amerita una atención especial y para el cual dedicaré el próximo artículo, me refiero a los gloriosos buzos que se atrevieron a salvar a Europa al sumergirse en aguas con un fantasmagórico brillo azulado.
Edgar Padrón
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