En un mundo ideal, nuestras vidas profesionales serían totalmente gratificantes, llenas de significado e intrínsecamente motivante. Pero, ¿y si no lo son? ¿Y si uno se encuentra atascado en un trabajo o una carrera que antes amaba pero que ya no le llena?
Más personas encajan con esta descripción de lo que quizá crea. Según una encuesta de Gallup de 2017, tan solo un tercio de los trabajadores en Estados Unidos se sienten realizados en su empleo; es decir, solo uno de cada tres trabajadores aporta con regularidad un nivel alto de iniciativa, compromiso, pasión y productividad a su trabajo. Eso significa que la gran mayoría de los trabajadores están más que menos satisfechos con su empleo.
La verdad es que podría haber muchos motivos que expliquen ese malestar. Es posible que quizá se sienta atrapado haciendo lo mismo una y otra vez. Puede que se cuestione el verdadero significado de lo que hace. Tal vez sienta que le microgestionan, que los responsables de su empresa no se preocupan (ni les importa) su formación y crecimiento profesional. A lo mejor su propio desarrollo profesional ha provocado un cambio en sus pasiones y prioridades vitales.
Veo y escucho ejemplos de malestar profesional constantemente: cuando formo a trabajadores de otras compañías, en los debates después de alguna conferencia, y cuando hablo con mis amigos y familiares. Aunque la tendencia habitual para muchas personas en esta situación es sonreír y aguantar, la investigación científica actual sugiere otras formas de reimaginar –de reconcebir– una existencia profesional carente de inspiración.
Evalúe qué quiere de su trabajo justo en este momento de su vida
No todo el mundo aspira a una carrera de alto nivel. De hecho, según una investigación de la profesora de la Universidad de Yale (EEUU) Amy Wrzesniewski, la gente tiende a enmarcarsse en una de tres categorías: quien ve su trabajo como una carrera, quien lo ve como solo un trabajo, y quien lo ve como una vocación. No sorprende que sean las personas de esta tercera categoría las que muestran un mayor rendimiento y mejor satisfacción laboral. La clave para usted es determinar qué es lo que le importa ahora; qué le impulsa, qué le apasiona, qué le motiva realmente. Es muy posible que lo que empujaba su carrera durante la veintena ya no le resulte atractivo. No obligue a su yo de 40, 50 o 60 años a vivir de acuerdo a lo que deseaba su yo de 20. Encuentre o no encuentre una verdadera vocación, al menos aumentará las posibilidades de encontrar una experiencia profesional repleta de significado.
Compruebe qué partes de su trabajo puede «personalizar»
Se ha investigado bastante sobre la idea de la personalización del trabajo según la cual los propios trabajadores modifican determinados aspectos de un puesto de trabajo para obtener una mayor sensación de significado y satisfacción profesional, actúan, digamos, como artesanos de sus puestos. La investigación de los expertos en comportamiento organizacional Justin Berg, Jane Dutton y Amy Wrzesniewski ha demostrado que la gente puede ser muy imaginativa y eficaz en reimaginar el diseño de su puesto de trabajo de maneras llenas de significado personal.
Por ejemplo, si disfruta del análisis pero no de las ventas, ¿podría modificar sus responsabilidades en este sentido? Si le encanta interactuar con los demás pero se siente solo, ¿puede encontrar maneras de participar en más proyectos? Un participante del estudio de Berg, Dutton y Wrzesniewski rediseñó su puesto de marketing para incluir más organización de eventos, aunque en principio no formara parte de su trabajo. El motivo era muy sencillo: le gustaba y se le daba bien. Además, al hacerlo podría generar valor tanto para la empresa como para su propia experiencia.
Imagine que es un arquitecto de trabajos y elabore un esbozo del «antes» y otro del «después» de sus responsabilidades. «Antes» representa el statu quo sin inspiración ni motivación y el «después» representa las futuras posibilidades. ¿Qué ajustes novedosos podría hacer para rediseñar su puesto, aunque solo sea un poquito? A veces, incluso los cambios más pequeños pueden dar paso a cambios cualitativamente relevantes en su experiencia profesional.
Encienda su pasión fuera del trabajo
Podría ser una afición latente para la cual se ha dicho a sí mismo que no tiene tiempo, un proyecto personal que no está relacionado con su trabajo y trayectoria, o una actividad secundaria que le permita experimentar con ideas innovadoras y emprendedoras a una escala más pequeña. Tener una vía de escape para sus pasiones fuera del trabajo puede contrarrestar la monotonía diaria del empleo. Esta salida a la inspiración puede tener también efectos positivos inesperados en el trabajo: proporcionan energía e inspiración para rediseñar su puesto de trabajo y volver a conectar con los aspectos de él que realmente le gustan.
Si falla todo lo demás, cambie
Considere cambiar de carrera igual que cambiaría de casa. Cuando escogió su casa tenía unas necesidades determinadas, buscaba ciertos requisitos. Pero desde entonces es probable que hayan cambiado sus prioridades o simplemente se le haya quedado pequeña. ¿Se muda, realiza una reforma o se queda tal cual está? Puede pensar exactamente igual en su trabajo y carrera. ¿Han cambiado sus prioridades y necesidades? ¿Podría ajustar o «renovar» su puesto? ¿Necesita cambiar?
Por supuesto, si decide cambiar de carrera, querrá pensarlo detenidamente y prepararse antes de dar el salto. Aproveche su red de contactos para conocer a personas con profesiones que podrían interesarle, ponga sus finanzas en orden y pruebe su nueva carrera (tal vez por las noches y en fin de semana) antes de efectuar el cambio. Cambiar todo tan deprisa puede intimidar, pero es importante tener esta opción en cuenta si realmente experimenta un verdadero malestar en el trabajo.
Lo más importante, no obstante, es no perder la esperanza. Sí puede encontrar formas de volver a encender sus pasiones o al menos hacer pequeños cambios para no sentirse tan impotente en su trabajo. Probablemente le sorprenda lo resiliente y hábil que puede llegar a ser a medida que emprende la renovación de su trayectoria profesional.
Vía Harvard Business Review