Y otras cosas
El Cuadro de Mando Integral como herramienta de transformación Empresarial
En casi todo negocio, sin importar su tamaño o ramo de operaciones, en el pasado comúnmente se tuvo la idea de asociar el rendimiento casi exclusivamente con lo que indicaba la contabilidad y la producción. Lo anterior trajo como consecuencia cierta distancia entre los demás elementos de la organización y los esfuerzos de productividad, brecha que consecuentemente trajo y aún hoy día trae, el surgimiento de “fugas en la tubería” de las empresas: fugas de dinero, de talento, de recursos operativos, etc. Robert Kaplan y David Norton tuvieron la idea de reinterpretar esa relación exclusiva contabilidad-rendimiento y decidieron “balancear” un poco el asunto con otros aspectos medulares de la dinámica organizacional y así surgió la metodología de planificación organizacional del Balanced Scorecard, “Cuadro Balanceado de Marcaje” o como se le denomina en su forma universalmente conocida en el idioma de Cervantes: El Cuadro de Mando Integral (CMI).
Kaplan y Norton aumentan el espectro en la relación entre los elementos constitutivos del rendimiento y demuestran que esa fijación de los directivos en observar exclusivamente la actuación financiera y contable es perniciosa y es allí cuando surgen las llamadas “perspectivas del cambio” para la planificación estratégica organizacional: la perspectiva financiera (relacionado con el manejo de los recursos para la operatividad), la perspectiva de los clientes (relacionado con la oferta de servicio, de producto o simplemente la propuesta de valor que hace la organización y su efecto deseado en el consumidor de la misma), la perspectiva de los procesos internos de la organización (estados deseados desde el punto de vista estructural-operativo para producir la oferta de servicio o producto) y la perspectiva de la innovación y el aprendizaje (transformación del talento humano en relación con la visión, la misión, los valores a la luz de esa oferta de servicio o producto).
Estas cuatro perspectivas, representan una visión equilibrada –balanceada- de cualquier empresa y entonces, al crear medidas o tomar decisiones en esos aspectos, es virtualmente imposible pasar por alto algún elemento importante en la organización. Las finanzas deben tomarse en cuenta porque el flujo de caja sostiene al negocio además de ser indicadores de resultado, por su parte los clientes son el alma y razón de ser de la empresa y por eso es vital saber qué quieren o qué pudieran querer, en razón de lo cual es necesario mantener los procesos productivos y de operación en niveles óptimos, pero como el mundo no es estático, sino un universo en constante cambio, innovar y aprender no se debe descuidar.
En conclusión, cuando se desee cambiar una organización para mejorarla, el CMI se presenta como la herramienta por excelencia para esa transformación. Con él, podrá usted equilibrar lo financiero y lo no financiero, lo externo y lo interno, y finalmente lo presente con lo futuro: y en un mundo donde se puede ser millonario “con una manzana”, eso ya es mucho avance.
Jorge Sánchez
DTyOC