A pesar de ser un personaje de ficción, el enfoque gerencial de Ebeneezer Scrooge (el protagonista de «Un cuento de Navidad», de Charles Dickens) aún está presente en nuestros días. Una mala gerencia lleva a un bajo rendimiento, a falta de compromiso, y a una alta rotación de personal (la razón más común que esgrimen los trabajadores al renunciar es por no querer seguir trabajando con su supervisor inmediato). Por otro lado, una buena gerencia puede aumentar en 25% el rendimiento del equipo de trabajo. Pero, ¿qué hace la diferencia entre un gerente sobresaliente y un gerente mediocre? La relación que construyen con sus empleados, mediante cientos de interacciones durante el día a día. A continuación, 7 maneras de hacer miserable el trabajo de tu equipo:
1. Trata de ser el amigo de todos
Como Chandler Bing descubrió en la serie de «Friends», es casi imposible ser un buen gerente y un amigo de todos. Para poder ser un buen gerente, deben tener claro que su misión es caerle bien a todos. No a todos tienes que agradarle. Las fuertes relaciones interpersonales son importantes para los gerentes sólo porque les ayuda a llevar a cabo el trabajo. Los mejores gerentes se interesan en las vidas personales de sus empleados, pero manteniendo una distancia apropiada que les permita ganarse su respeto.
2. No delegues y hazlo todo tu
Los gerentes no pueden hacer todo el trabajo. El reto es darse cuenta que a pesar que parece que es más fácil dictar cada una de las tareas que se van a cumplir, o hasta hacer el trabajo tu mismo, a la largo ello conduce a formar un equipo desmotivado, con habilidades que no se desarrollan ni se ponen en práctica. De hecho, las investigaciones demuestran que cuando los empleados creen que están siendo supervisados constantemente, su rendimiento disminuye. Particularmente detestable es el gerente que a última hora entra y cambia todos los parámetros.
3. Debes ser emocionalmente inestable
Cuando un mal gerente no está contento, todos lo saben. La calidad de su comunicación y los resultados de su rendimiento dependen del día que está teniendo, por lo que hay que desearle buena suerte al empleado a quien le toque rendir cuentas luego de que el gerente participó en una junta directiva agotadora. Los empleados evitan contacto con su gerente, porque no saben con exactitud cuál será su temperamento del día. Lo malo es que pueden presentarse situaciones donde el empleado se «enganche» con el jefe, lo cual disminuye el rendimiento de trabajo y socava la moral del equipo de trabajo.
4. Pregunta, pregunta y no dejes de preguntar
Más de un 80% de las organizaciones emplean el «coaching«, pero sólo un pequeño porcentaje lo emplea de la manera correcta. Una de las experiencias más frustrantes para un empleado es asistir a una sesión de «coaching» en la cual su gerente le haga un sin fin de preguntas irrelevantes («¿qué respondería si supiera la respuesta?»). Más bien el gerente debe ofrecer respuestas, y compartir lo que ha aprendido en su experiencia.
5. No aceptes nuevas ideas
Rechazar nuevas ideas sin dar explicación, enfocarse en por qué las cosas no se hacen, empeñarse en hacer las cosas como siempre se han hecho desde hace siglos, son excelentes maneras de no aceptar la innovación y el cambio. ¿El resultado? Miembros con miedo a probar cosas nuevas, con miedo a experimentar, ayudando a que unos competidores más innovadores tomen la delantera. Los buenos gerentes deben preguntar «¿por qué no?», en vez de «¿por qué?»
6. No mantengas informado a tu equipo
En tiempos difíciles, los malos gerentes disfrazan lo que tienen que decir, o peor aún, no lo dicen. Un equipo desinformado camina a ciegas. Un equipo informado puede tomar decisiones adecuadas y oportunas. Los empleados que confían en su gerencia son más felices en el trabajo y desarrollan un sentido de pertenencia. Y la confianza no viene de la Junta Directiva o de un Manual del Empleado: viene de los gerentes de línea, de sus supervisores directos. Gerentes que ofrecen mensajes inconsistentes carecen de credibilidad y de confianza, ya que aparentan ser los mensajeros de sus superiores («de parte del Presidente»).
7. No dejes de exigir nunca
A menos que trabajes en un monasterio, debes estar familiarizado con el ritmo frenético del mundo empresarial. A los gerentes se les exige que aumenten los resultados con menos recursos. Pero donde los malos gerentes se diferencian de los buenos gerentes, es que ellos no hacen un alto para respirar, descansar, y celebrar sus éxitos, antes de seguir adelante. Como consecuencia de ello, los miembros del equipo se sienten menospreciados, con trabajo en exceso, y mil veces menos motivados. De acuerdo a un estudio realizado en 12.000 empleados, haciendo un progreso significativo tiene mayor impacto para obtener un ambiente laboral positivo, por lo que los buenos gerentes se toman el tiempo para anunciar los logros alcanzados y felicitar al equipo por ello.
Traducido por Luis Castellanos de publicación en Monster. Imagen tomada del NY Post.