Se puede decir que una amistad es tóxica cuando nos causa estrés, ansiedad o tristeza continua, en lugar de ayudarnos a ser mejores personas. Otro síntoma común de que estamos en una relación de amistad de este tipo es que constantemente nos sentimos “drenados”, como si nuestros depósitos de energía se vaciaran cuando estamos cerca de esa persona.
A los amigos se les permite cometer errores, claro, pero hay límites para lo que es aceptable y soportable en cualquier relación. Si un “amigo” olvida tu cumpleaños, te insulta, te avergüenza en público, habla mal de ti a tus espaldas y, encima, luego te llama para pedirte ayuda, es muy probable que sea un caso de amistad tóxica.
A veces, este tipo de “compinches” se cuelan en la vida de las personas sin que lo noten, porque saben disimular muy bien su radiactividad. Sin embargo, después de un tiempo comenzarás a notar que tu vida se ha desmejorado y hasta puede que tu salud se vea afectada.
Características de un amigo tóxico
Para tomar medidas con justificación, lo primero es confirmar que el problema lo tiene tu amigo. Debemos reconocer que, en ocasiones, los demás tienen razón aunque no nos guste; esa es la diferencia entre un amigo tóxico, a quien no le interesa nuestro bienestar, y tener un ego demasiado grande.
Así que, para estar seguros de que no nos estamos haciendo falsas ideas, buscaremos las siguientes señales de alerta:
- Desequilibrios en el dar y recibir. Los amigos tóxicos siempre toman mucho más de lo que entregan, actúan como si el mundo estuviera en deuda perpetua con ellos y a menudo se victimizan para manipular emocionalmente a los demás.
- Por alguna razón, no puedes confiar. Tal vez tu amigo te ha hecho desplantes en el pasado y ahora ya no puedes confiar en él, o es un sexto sentido el que te dice que tengas cuidado. El punto es que, si hay motivos para que hayas perdido la confianza, esta es una advertencia; la amistad se basa en la transparencia y en la seguridad de saber que esa persona estará ahí para ti si lo necesitas. ¿Cómo llamar amigo a alguien con quien nada de esto es seguro?
- En lugar de alegría, te genera rechazo. Presta atención a lo que sientes cuando tu amigo te escribe o te llama, independientemente de que sabes o no la razón. ¿Te entusiasma responderle? ¿O miras al cielo y te preguntas por qué tiene que llamarte? Una amistad saludable debería ser inspiradora, con muchos puntos de conexión e intereses en común. Si, en cambio, los mensajes de tu amigo te generan miedo, enojo o incomodidad, algo no está funcionando.
- Pasar tiempo con ellos es un sacrificio. Algunas personas tienen la capacidad de consumir toda tu energía y buen ánimo en cuestión de minutos. Solo reunirte con ellos es un esfuerzo enorme, porque te hace sentir ansioso, irritable y con revoltura estomacal. Si tienes un amigo con quien normalmente presentas todos estos síntomas, ¡abre los ojos! El objetivo de la amistad es ayudarse mutuamente a crecer y ser la mejor versión de ti mismo, no deberías sentir que le haces un favor a tu amigo al pasar tiempo con él.
- Te avergüenza en público a la mínima oportunidad. Puede que el peor hábito de los amigos tóxicos sea este. Su naturaleza es destructiva, son como granadas que no sabes que llevas en el bolsillo. Estallan en el momento menos pensado y arrasan con todo.
¿Qué hacer con los amigos tóxicos?
Cuando estás en una amistad sana, eso estimula tu sistema inmunitario. Pero las amistades tóxicas hacen todo lo contrario.
Las relaciones a menudo tienen altibajos, pero no puedes acostumbrarte a estar siempre contra las cuerdas. Se supone que los amigos deben sumar a tu vida, no restar.
Si no estás seguro de si debes poner fin a la amistad, intenta hablar primero con la persona y expresarle cómo te sientes. Hazle ver el impacto que tienen sus palabras y comportamientos en tu vida, y cómo eso desmejora la relación de ambos.
También podrías intentar establecer límites, si no quieres que tu amigo salga definitivamente de tu vida. Esto consiste en reconocer los temas de conversación que son sensibles para alguno de los dos y evitarlos.