Acercarse al perdón es una experiencia que trasciende. Es como un proceso por el cual la persona se transforma y aliviana la carga negativa del rencor. ¿Cómo llega uno a perdonar y a sentirse libre internamente y de manera genuina? Aunque existen muchos caminos que conducen al perdón aquí aparecen los que pueden ser los 4 caminos más efectivos para llegar a él:
1. El camino del amor
Cuando se ama de verdad, cuando lo que se siente es un ágape profundo y honesto, el perdón sobra. ¿Qué no le perdonaríamos a nuestros hijos? La respuesta es: le perdonaría todo. ¿Cómo odiar a un hijo?
2. El camino de la comprensión
Requiere ponerse en los zapatos del otro y tratar de buscar explicaciones que nos ayuden a echar luz sobre el asunto. Entender empáticamente al prójimo facilita el perdón. No hablo de “justificación” sino de discernimiento. A veces es un regalo que le haces al otro.
3. El camino del desgaste
La frase liberadora es: “Me cansé de odiar”. Dejar el rencor por mera supervivencia: “Odiarte me quita energía vital: me cansé de sufrir”. Es un regalo que uno se hace a sí mismo para mejorar su calidad de vida.
4. El camino de la comparación
Es una forma de identificación por lo bajo. Al compararme con los “defectos” de la persona que me hizo daño, la mente hace este análisis: “¿Cómo no perdonarte, si yo en tu lugar hubiera hecho lo mismo?”. Cuando descubrimos que en la situación del otro hubiéramos actuado igual o de manera semejante, el rencor empieza a tambalear.
Podemos afirmar que los procesos psicológico-emocionales vinculados al perdón no son exclusivos, no se necesitan dones especiales, ni inscribirse en una secta mística de superdotados. Perdonar está al alcance de todos: ¡es gratis! Si trabajas en ello y decides construir en vez destruir, si decides crecer en vez de involucionar.
Una cosa es segura: quienes logran perdonar, están más cerca del amor