
La cigarra era feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su aroma…y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
“Era un caluroso verano. Una cigarra, protegida del sol por la sombra de un árbol y disfrutando el momento sin ninguna intención de ponerse a trabajar, cantaba y cantaba continuamente. Mientras vió como su vecina, una trabajadora hormiga, se encontraba trabajando arduamente para ir llevando comida a su hogar.
La cigarra le ofreció cantar y descansar, a lo que la hormiga le indicó que debería dejar de estar ociosa y ponerse a recoger alimentos. La cigarra ignoró su consejo.
Meses después llegó un invierno frío, que sorprendió a la cigarra sin nada que comer ni un sitio al que ir. Desesperada acudió a su vecina la hormiga pidiéndole ayuda. Sin embargo, la hormiga contestó preguntando qué había hecho durante el verano. La cigarra le dijo que cantar, a lo que la hormiga le respondió que bailara ahora, ya que cuando pudo no hizo nada para evitar esa situación, y cerró la puerta dejando fuera a la cigarra».
Moraleja: Aunque luego sería reformulada por la Fontaine, se considera o atribuye esta conocida fábula también a Esopo. La moraleja es clara: debemos esforzarnos y trabajar duro para subsistir y conseguir llevar a cabo una vida digna que nos permita sobrevivir, mientras que la vagancia y la falta de actuación nos pueden salir caras. Debemos ser constantes, perseverantes y previsores.