Madre solo hay una
La maestra manda a todos los niños de tarea a que escriban una poesía que termine con la frase:
“Madre solo hay una”.
Al día siguiente:
– A ver Pedrito, que compusiste?
Con la mano hacia el cielo dice:
“Yo le escribo al ser mas adorado, porque me cuida cuando estoy resfriado, y si debo decir cosa alguna, la digo con entusiasmo: Madre… solo hay una”.
– Bien Pedrito!… a ver tu, Carlitos.
Con la mano en el pecho dice:
“Con sincero sentimiento, me siento muy halagado, porque tu, madre, tu me has alimentado… tu eres mi sol, tu eres mi luna, por eso te digo, madre… solo hay una”.
– !Bien, Carlitos! Ahora tu, Jaimito.
Con la mano detrás de la cabeza dice:
“Defraudado de la vida, por la madre que me dió, ayer se acostó con dos, y hoy sigue con la orgía, que tristeza la mia, cuando ella me pidió, dos cervezas bien frías, que estaban en el congelador, y al abrir la puerta yo, le contesté con amargura, de las dos que me pediste, Madre… ¡SOLO HAY UNA!»