Supervivencia de los más ineptos
La Heroína del Hubble (2)
Ineptos también hay en el congreso de los Estados Unidos, nos decimos nosotros los de a pie, porque de no ser así cuál es la razón de tantas trabas al proyecto del telescopio Hubble. Pero para ser justos, todos sabemos que la dinámica de los parlamentos (Institucionales) exige el debate y que se discutan los pormenores de aquellos planes que pretenden llevarse a cabo, especialmente cuando éstos implican enormes sumas de dinero.
En el artículo anterior se resaltó la enorme capacidad de la Senadora Mikulski para negociar y su empeño por poner en órbita a esa maravilla de la ciencia, que para los científicos era visto como la gran ventana al cosmos, pero para los legisladores solo era el telescopio más caro del mundo, y es que para el año de 1990 superaba ya la cantidad de cinco mil millones de dólares, toda una fortuna puesta a unos 600 kilómetros de altura pero solo para que se convirtiera en un armatoste más y el hazmerreir del planeta. Ahora con toda razón las críticas en las sesiones del congreso pasaban a ser fulminantes y los legisladores estaban más que recelosos para desembolsar otros mil millones de dólares solo para ponerles unos lentes correctivos al miope telescopio.
Son las circunstancias difíciles las que permiten desenmascarar a los humildes líderes, pues bien ante este ambiente de derrotismo que arropaba a la NASA, es que la Senadora Mikulski demuestra su casta de luchadora incansable y comienza junto a la comunidad científica a ganar simpatizantes para la causa. Una causa llena de incertidumbres tanto desde el punto de vista técnico, como de los senadores miembros de la comisión encargada del presupuesto. Sin embargo los científicos encargados de enderezar ese entuerto al cabo de tres tortuosos años (ante un ambiente de constantes burlas y descréditos) lograron presentar una solución, pero que solo se podría validar una vez hechas las reparaciones del telescopio en órbita, lo que generaba otro problema adicional por la enorme dificultad que significaba para los astronautas realizar esas quirúrgicas adaptaciones en el espacio y en horas de no luz (cuando el sol estuviera del otro lado de la tierra) para evitar que los rayos solares dañaran las sensibles piezas del telescopio.
Después de tanta lucha, en diciembre de 1993 el trasbordador espacial Endeavour llevó los astronautas a la primera misión de servicio de Hubble y tras diez días de difíciles maniobras, por fin después de tantas frustraciones se comienza a recibir en el centro de control espectaculares imágenes que hasta el día de hoy nos ha permitido expandir nuestra visión del cosmos, pero irónicamente a pesar de sus invalorables aportes (ver cifras en este enlace Telescopio Espacial Hubble) hoy su futuro es incierto por problemas presupuestarios. El pasado mes de abril (2015) la senadora Mikulski en la celebración de los 25 años del Hubble expresó “…es la mayor herramienta para estudiar el universo desde el telescopio de Galileo… ojalá pudiera servirnos por otros 25 años”.
Comienza ahora una nueva lucha para los miembros de la comunidad astronómica internacional y es la de lograr alargar la vida útil del noble Hubble y darle un final cónsono con su altura, ojalá emerja un nuevo líder que emule a la honorable y honesta Bárbara Mikulski.
Edgar Padrón G
DTyOC