Con la llegada de las nuevas tecnologías, nuestra forma de relacionarnos con lo que nos rodea es completamente diferente. Los smartphones nos acompañan prácticamente las veinticuatro horas del día, permitiéndonos hacer cientos de cosas que antes no podíamos: estar en contacto con aquellos que están lejos, buscar información en cualquier momento, trabajar sin necesidad de estar en una oficina, ver una película o escuchar música nueva. Las posibilidades son prácticamente infinitas, y es que la revolución tecnológica puede llegar a ser muy positiva.
La tecnología, como herramienta que es, no es en sí misma buena o mala. Depende del uso que los seres humanos le demos, será de una forma o de otra. Caer en el error de señalar toda la tecnología como mala únicamente por cómo esta pueda afectar a cierto grupo de personas es totalmente contraproducente, porque también afecta de forma positiva a mucha otra gente. Debemos tener siempre esto en cuenta a la hora de leer estudios como el que vamos a tratar a continuación.
La ‘American Academy of Sleep Medicine’, en conjunto con ‘Sleep Reasearch Society’, en Estados Unidos, han realizado un estudio sobre los problemas que el uso indiscriminado de la telefonía móvil está causando entre los más jóvenes. El insomnio es uno de los problemas más extendidos, pero a este hay que añadirle que hay quien llega a padecer depresión a causa del smartphone.
Una adicción que difícilmente se puede tratar
El estudio se ha llevado a cabo realizando un cuestionario a más de tres mil adolescentes, de aproximadamente unos quince años de edad. Tras estas preguntas, se certificó que aquellos que pasaban más horas pegados a la pantalla de un móvil acababan teniendo más problemas a la hora de conciliar el sueño, dificultades a la hora de mantenerse despierto durante el día y síntomas de padecer una depresión. Estudiaron las reacciones al realizar cuatro actividades completamente distintas en un móvil: aplicaciones de mensajería, navegación web, ver televisión o películas y jugar a juegos. Y fue tras esto que los síntomas depresivos se hacían mucho más notables.
Josh Goin, director de una de las últimas campañas para tratar de prevenir el consumismo en los más jóvenes, este estudio es muy importante y «se suma a un creciente número de evidencias de que los niños no duermen lo suficiente. Y las pantallas son la principal razón«.
Es necesario cambiar estos hábitos en los adolescentes; no hay que prohibir los smartphones, pero sí requisarlos a partir de cierta hora de la noche. Hay psicoterapeutas que ya están comenzando a recomendar poner límites físicos a los teléfonos móviles: por ejemplo, prohibir sacar el teléfono mientras se está comiendo, o limitar su uso únicamente a ciertas horas al día. Se recomienda apagar todo tipo de pantalla electrónica una hora antes de ir a dormir, para que así esta no afecte al sueño.
Vía Zona Red